Han pasado casi cinco años desde que se anunciara una intervención a fondo en el puente de Capiscol y más de dos desde que un carril de esta infraestructura, en dirección a Juan Ramón Jiménez, quedara inutilizado por los problemas en la junta de dilatación. Aunque el actual Gobierno de coalición del Ayuntamiento incluyó una partida de 150.000 euros en el Presupuesto de este 2024, la realidad es que en este ejercicio tampoco se verán obras, ya que la Concejalía de Vías Públicas acaba de adjudicar la redacción del proyecto y no estará listo hasta principios del próximo ejercicio.
Lo cierto es que no se trata, a priori, de un proyecto con mucha complejidad y prueba de ello es que el Ayuntamiento va a pagar 5.000 euros (IVA incluido) por este contrato menor. Sin embargo, la realidad es que este encargo no se ha conseguido materializado hasta ahora por diferentes motivos. El más relevante, que la anterior empresa que iba a redactar el proyecto, GPYO Innova, renunció a hacerlo.
Esta situación se traduce en que se han perdido más de nueve meses y, además, todo apunta a que habrá que esperar hasta tener un nuevo presupuesto, ya que la partida actual no se podrá aprovechar.En las cuentas de 2024 los fondos quedaron vinculados a ingresos por la venta de patrimonio municipal del suelo y la inyección de la modificación de crédito no va a ser demasiado útil.
Al parecer, el problema en el puente obedece a que la junta de dilatación es pequeña y con el paso de los vehículos y las dilataciones propias de la infraestructura deriva en fisuras que luego dan lugar a socavones. Los defectos, según se ha asegurado en el número 1 de la Plaza Mayor desde que se conoce este problema, no afectan en ningún caso a la estructura del puente ni ha conllevado, al menos que se sepa, problemas para el tráfico o accidentes.
Los problemas aumentaron al incrementarse el tránsito de vehículos que optan por este trayecto para llegar a Gamonal y al polígono industrial de Burgos Este desde la zona oeste de la ciudad. Cabe recordar que el puente se inauguró en el año 2012 y fue una de las piezas más relevantes en la conformación del bulevar tras la eliminación de las vías del tren.
La lentitud en la ejecución de estos trabajos supondrá un hándicap para el equipo de Gobierno municipal, ya que le obligará a tener que volver a presupuestar una inversión que, en condiciones normales, tendría que haberse ejecutado ya. El problema viene, básicamente, porque se tendrán que sacrificar otras actuaciones para volver a incluir la del puente de Capiscol.