El Mariquelo recuerda a las víctimas de la DANA en Salamanca

SPC
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El folclorista Ángel Rufino de Haro, cumpliendo con la tradición, asciende por trigésimo octavo año consecutivo a la torre de la Catedral Nueva, en esta ocasión, por los enfermos de piel de mariposa, Alzheimer e ictus

El Mariquelo recuerda a las víctimas de la DANA en Salamanca - Foto: Jesús Formigo ICAL

El folclorista Ángel Rufino de Haro, popularmente conocido como El Mariquielo, recordó este jueves al más de un centenar de víctimas que la DANA ha dejado hasta ahora entre las comunidades autónomas de Valencia y Castilla-La Mancha durante su trigésimo octava ascensión hasta la campana 'María de la O' de la Catedral Nueva de Salamanca.

Con familia valenciana, Rufino de Haro dedicó la tradicional subida, desde el terremoto de Lisboa de 1755, a las familias que están sufriendo el azote de las inclemencias climatológicas en parte de la Península. De hecho, desde arriba, no dudó en entonar el himno valenciano ante el aplauso de las centenares de personas, menos que en otras ediciones, que se reunieron en las inmediaciones de la plaza de Anaya y la Rúa Mayor.

Acompañado por el folclorista Raúl de Dios, eso sí, El Mariquelo mencionó a la tres asociaciones salmantinas a las que estaba, en un principio, dedicada la subida, en concreto, Debra Piel de Mariposa, la Asociación Salmantina de Daño Cerebral Adquirido (Asdace) y la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer (AFA Salamanca).

La tradición

La tradición de la subida a la torre de la Catedral procede del día 31 de octubre de 1755, cuando el terremoto registrado en las costas de Lisboa, catalogado con un nueve en la escala de Richter, provocó un temblor que se extendió por toda la comunidad castellano y leonesa. Como consecuencia de ello, los salmantinos acudieron a refugiarse en la Catedral Nueva, finalizada apenas 22 años antes, salvándose de las posibles consecuencias del seísmo.

Desde entonces, un miembro de la familia conocida como 'Los Mariquelos' comenzó esta ascensión al punto más alto de la Torre de las Campanas en cada aniversario del terremoto, para agradecer que la Catedral Nueva se hubiese mantenido en pie y pedir que el suceso no se repitiera. Sin embargo, y con la última ascensión de Fabián Mesonero en 1977 como último miembro de la familia, la tradición quedó en suspenso hasta que ocho años más tarde fue retomada por Ángel Rufino de Haro.