El invierno no arrancará de forma oficial hasta el día 21 de este mes, pero la primera nevada de la temporada en la provincia burgalesa anticipa que la época de frío ha llegado para quedarse. Bien lo saben en Sargentes de la Lora, donde ayer amanecieron con un manto blanco de unos 40 centímetros y serias dificultades para desplazarse por la carretera. Los cortes de luz por el temporal y el hecho de llevar unos días con muy poca cobertura fueron problemas añadidos para los vecinos, aunque las máquinas trabajaron durante toda la mañana para abrir paso y al mediodía ya se podía circular con normalidad.
«No esperábamos tanta nieve, esta mañana me he quedado atascado en la carretera», comentaba ayer Carlos Gallo, alcalde de Sargentes, que exponía que también les informaron de que la previsión es que siga cayendo en las próximas horas. Durante el puente han contado con mucha gente en el pueblo y el regidor tuvo que pedir «tranquilidad» para evitar un auténtico caos en la carretera. Pronto llegaron las máquinas y permitieron al vecindario desplazarse, aunque lo cierto es que solo se hicieron los viajes necesarios y tampoco se veía demasiado movimiento.
Begoña Garrido, del bar de la localidad, explicaba que empezó a caer sobre las siete de la tarde del domingo y cuando cerró el establecimiento ya sospechaba -al ver el color del cielo- que ayer se iban a despertar con las calles blancas. Esta bonita imagen se echaba de menos en el municipio de la comarca de Páramos. De hecho, vecinos como Antonio y Manolo recordaban -mientras tomaban el vermú- otras nevadas importantes que habían vivido allí, como la de 2015 y la de 2019. Parece que ya tocaba volver a ver de nuevo los copos de cerca y de una forma tan abundante.
En el toldo del propio bar y en los coches se observaba perfectamente la dimensión de lo que había caído. Además, las fuentes, los bancos y el resto del mobiliario quedaron completamente sepultados. Sin embargo, algún vecino acostumbrado a la nieve mencionaba que tampoco era para tanto y que podía ser aún peor. Otros, como Abel, tiraron de valentía y aprovecharon la jornada para coger la bicicleta. Se hizo unos 15 kilómetros para ir desde Bañuelos del Rudrón hasta Sargentes a tomar algo y no dudó en bajar para realizar unas cuantas fotos del paisaje.
Las carreteras de Burgos afectadas se limpiaron rápido y no hubo incidentes importantes
Este se convirtió en uno de los puntos donde más cantidad de nieve se acumuló, pero no fue el único. En Neila había entre 5 y 7 centímetros, aunque el domingo ya se quedó tirado un coche en la subida a Las Lagunas puesto que había hielo. En Fuencaliente de Lucio se alcanzaron unos 8 centímetros de espesor, pero el alcalde, Fernando del Olmo, confirmaba que las máquinas pasaron rápido y por ello no tuvieron dificultades para desplazarse. Mientras, en Pesquera de Ebro un autobús que llevaba a 60 personas a comer optó por no subir ante el peligro que suponía.
La Diputación desplegó a primera hora de la mañana a siete equipos para limpiar la nieve, «que se concentró principalmente en las zonas altas», según manifestaba el vicepresidente de la institución, Ramiro Ibáñez. Por el entorno de Dobro se alcanzaron unos 15 centímetros, mientras también la tormenta obligó a desplazarse a localidades como Urrez, Pineda, Pradoluengo, Miraveche, Cascajares, La Molina, Valdebezana, Bricia, Huerta de Arriba, Huerta de Abajo, Tolbaños de Arriba o Tolbaños de Abajo. Sobre las cinco de la tarde todos esos grupos regresaron.
En algunas carreteras era obligatorio usar cadenas o neumáticos de invierno, como así sucedió en la BU-811, en Fresneda de la Sierra Tirón; en la BU-750, a la altura de Uzquiano; en la BU-570, entre Bárcenas y Lunada; y la BU-504, entre Zangandez y Busto de Bureba. Además, estuvieron cerrados los puertos de Portillo de la Sía, Trueba, Lunada y La Mazorra.