La falta de transparencia de las aguas del Pozo Azul ha obligado al equipo del espeleobuceador suizo Pedro Balordi a cancelar su expedición en la cueva burgalesa; la primera que iba a desarrollarse este verano, con el objetivo de rebasar los 13 kilómetros ya conocidos, bajando a profundidades de hasta 80 metros. El experto tenía previsto sumergirse este sábado y regresar a la superficie el 5 de agosto, pero ha optado por posponer los planes al próximo verano porque la turbidez de las aguas impide desarrollar la iniciativa con éxito. El alcalde de Tubilla del Agua, Cristian Santamaría, puntualizó ayer que la situación «va mejorando mucho» y añadió que «la claridad va volviendo».
Fuentes del equipo de Balordi explicaban ayer, a través del correo electrónico, que «hemos esperado hasta el último momento, pero, ante las malas condiciones reinantes en el Pozo Azul y con mucho pesar, hemos cancelado». En el entorno de Balordi atribuyen la turbidez de las aguas -que han pasado del azul cristalino al verdoso- al vertido de nitritos que se produjo a mediados de junio y cuyo origen se investiga. En las mediciones efectuadas a mediados de julio, los valores de sustancias contaminantes se consideraron dentro de los límites normales; tanto en las muestras del agua de boca de los distintos manantiales de los que se abastecen los pueblos del municipio de Tubilla del Agua como en las superficiales ya no había restos de nitritos y fuentes del Ayuntamiento indicaron a este periódico que la de nitratos era también baja.
Sin embargo, sigue sin aclararse por qué desde que se detectó el vertido ha cambiado la tonalidad del agua de la cueva. Un misterio que los residentes en Covanera y, en general, en Tubilla del Agua confiaban que pudieran resolver los espeleobuceadores que, cada verano, entran en la cueva. Entre otras cosas porque, ya, dudan si la causa estará en el interior de la cavidad, ya muy misteriosa de por sí: nadie ha conseguido saber cuál es su longitud ni avanzar más allá de los casi 14 kilómetros conocidos. De ahí que cada campaña se prepare con la misma minuciosidad que una expedición de alta montaña.
La segunda, en pie. Y ahora que el primer equipo de expertos ha desistido -por lo menos, hasta «agosto o septiembre del 2024»- falta por saber qué harán los integrantes de la comitiva que lidera Jason Mallinson. El buceador Pedro González, que suele acompañarlo, afirmaba ayer que, de momento, el plan sigue en pie. A finales de junio ya habían indicado que el vertido no afectaba a su trabajo y que la turbidez dificultaba la visibilidad, pero, de hecho, desde el primer momento se ofrecieron a tomar muestras del interior de la cueva para poder colaborar con la investigación de lo ocurrido y, a ser posible, determinar por qué razón el Pozo Azul ya no parece tal.
La campaña del británico durará un mes, del 10 de agosto al 10 de septiembre, y, en principio, también se propone avanzar más allá de los 13 kilómetros explorados o, como se denomina en la jerga técnica, más allá de «la punta». Mallinson es un gran experto, dado que se sumerge desde el 2001.