La Facultad de Ciencias de la Universidad de Burgos, más en concreto los laboratorios de Polímeros, han recibido hasta la fecha más de 500 muestras de agua corriente tomada de forma voluntaria por vecinos de toda la provincia para analizar las cantidades de nitratos que contiene. Es una avalancha de análisis que visualiza la creciente preocupación que existe en torno a la calidad del agua de consumo humano en muchos pueblos, máxime cuando se acerca el periodo vacacional de reapertura de segundas residencias.
La llegada de muestras, especialmente durante las últimas semanas, es tal que en la propia Facultad se ha establecido un protocolo para atender todas las peticiones. En concreto, en la consejería de estas dependencias se ha habilitado un cajón donde se recogen los botellines con las pruebas que van llegando y son los responsables de esta dependencia los que facilitan un teléfono de contacto directo con el equipo que está estudiando este fenómeno en la provincia, para resolver cualquier duda que surja.
«Estamos muy sorprendidos con la respuesta que está habiendo», indica la doctora en Química e investigadora posdoctoral Raquel Hernández, integrante del grupo de Polímeros que está realizando los análisis y que ha participado en el estudio dado a conocer esta semana por Datadista bajo el título 'Veneno en el grifo: ruta por España sin derecho al agua potable'.
La llegada de muestras se ha disparado especialmente desde que dieron a conocer a mediados de abril los resultados de un estudio que determinó que el agua del grifo de, al menos, 39 localidades de la provincia no es apta para el consumo por sus altos niveles de nitratos (más de 50 miligramos por litro).
En la UBU se están recogiendo muestras en botellas de plástico de medio litro, que deben ser enjuagadas un par de veces con el agua que se va a embotellar. En el recipiente debe constar una etiqueta con el lugar donde se ha tomado la muestra, si es de grifo y de fuente, así como el nombre y el contacto de la persona que la envía para facilitarle la información sobre la calidad del líquido, datos que también se remiten al ayuntamiento competente en la gestión de esa agua de consumo humano.
Esta problemática está afectando a los vecinos de pueblos pequeños, que no tienen ni la capacidad ni los conocimientos para realizar estos análisis»Raquel Hernández, doctora en Química
Este trabajo de análisis e información pública, asegura Hernández, va a continuar, dado que hay preocupación entre la ciudadanía y se siguen detectando niveles de nitratos por encima del límite legal. Es más, los análisis recientes no hacen más que confirmar los porcentajes de aguas afectadas del primer informe que se hizo público en abril: en torno al 30% en el caso de las procedentes de grifo y por encima del 40% en el caso de fuentes, pozos, manantiales o ríos.
«Vemos que existe una creciente alarma entre la población y, aunque ya tenemos muestras de sobra para nuestro estudio, vamos a atender durante este año a todos los que nos soliciten ayuda, especialmente porque esta problemática está afectando a los vecinos de pueblos pequeños, que no tienen ni la capacidad ni los conocimientos para realizar estos análisis».
Los nitratos no aportan color, olor ni sabor al agua, son invisibles al ojo y al paladar. Los efectos de una elevada concentración no se manifiestan en la salud a corto sino a largo plazo. «Hay dos estudios realizados en Barcelona y Dinamarca que relacionan esta contaminación con los cánceres de próstata y colorrectal y con tan solo superar los 10 miligramos por litro», explica Raquel Hernández, quien añade los riesgos para lactantes y mujeres embarazadas, entre otros.
Los nitratos en el agua pueden proceder de fuentes naturales, aunque los que se detectan en laboratorio proceden, principalmente, del uso de fertilizantes de base nitrogenada en agricultura y también de la mala gestión de los purines en las granjas, apunta la investigadora. Hay exceso de nitratos tanto en las aguas subterráneas como en las superficiales, y en todas las zonas de la provincia con alta intensidad de agricultura y ganadería.
La Comisión Europea ha multado a España por no adoptar medidas suficientes que prevengan esta contaminación. «Vemos que hay mucha gente que desconoce lo que está bebiendo y muchos ayuntamientos que están gestionando agua que no es apta para el consumo». Incluso, indica la investigadora, ha habido ayuntamientos y responsables de los mismos que han presionado para que no se hagan los estudios y, sobre todo, para que no se hagan públicos los resultados «para no alarmar a la población».
"Ha habido ayuntamientos y responsables de los pueblos que han presionado para que no se hagan los estudios"Raquel Hernández, doctora en Química
Desde el laboratorio de Polímeros, donde analizan el agua con la técnica espectrofotometría de ultravioleta visible, se recomienda a aquellos vecinos que sepan que el agua de su vivienda habitual o de segunda residencia tiene unos altos niveles de nitratos que no la consuman. «Si viven en Burgos capital, una buena idea es embotellar el agua corriente de la ciudad, que tiene una gran calidad y un nivel mínimo de nitratos».
Existen también sistemas de filtros o filtros de ósmosis inversa para instalar en los grifos de los hogares, aunque no son baratos y generan mucha agua de rechazo.