Una ONG (Observatorio de Bienestar Animal -OBA-) ha denunciado al propietario y operarios de una granja porcina en la localidad de Araúzo de Torre por presuntos delitos de maltrato animal y publicidad engañosa tras detectar «decenas de cerdos con hernias y deformaciones que les imposibilitan moverse, así como heridas infectadas en orejas y extremidades, compatibles con sarna». A ello se suma que los comederos se hallan «llenos de insectos y gusanos», además de observarse ratas y numerosas telarañas en las dos naves con unos 1.000 cerdos que hay en este municipio. Algo que, según advierten, puede propagar enfermedades como la triquinosis o salmonella. De esta forma, sale a la luz lo que la ONG denomina como otra 'granja del terror', tras lo sucedido en noviembre con una explotación ubicada en Quintanilla del Coco, a la que el Observatorio también denunció por «graves irregularidades» como tener «animales en descomposición, seriamente enfermos, con malformaciones en las patas y heridas compatibles con canibalismo».
Ahora, la denuncia contra el dueño y los trabajadores de la granja porcina de Araúzo de Torre, que «está relacionada con un proveedor que suministra embutido a una cadena de supermercados», se ha presentado ante el Juzgado de Salas de los Infantes. Según las imágenes que la ONG ha obtenido de esta explotación, fechadas entre junio y diciembre del año pasado, se aprecia a un cerdo con una hernia escrotal de varios kilos de peso. Asimismo, desde OBA detallan que «el cuerpo de un animal tiembla, a causa de los problemas articulares y la cojera». Mientras, otro sufre una hernia abdominal de unos 10 kilos de peso, «mayor que las apreciadas en la primera 'granja del terror' (en Quintanilla del Coco)».
Tanto es así que, de acuerdo con las grabaciones conseguidas por la ONG, su informante asegura que se trata de «la hernia más grande» que ha visto «nunca». En este sentido, añade:«Observamos varios animales con heridas profundas en las patas. Las heridas supuran sangre y parecen haberse infectado gravemente. Parece que no han recibido atención veterinaria. Estos animales yacen en el suelo o no apoyan la pata al caminar».
Los cerdos reciben golpes con un martillo. - Foto: Observatorio Bienestar Animal«Fuertes golpes». Desde OBA también denuncian que «un trabajador propina fuertes golpes en la cabeza y lomo de los animales con un martillo con púas», que se suele usar para marcar a los que se van a llevar al matadero. Estas imágenes desvelan, a juicio de la ONG, «presuntos delitos de maltrato animal por parte del personal de la granja» de Araúzo de Torre. Mientras, en otro vídeo dicen que se les observa «golpeando el lomo de los cerdos con tubos de PVC». Y en otro caso, «un trabajador atiza 15 veces seguidas a un cerdo». Sin olvidar que, entre risas, admite que «los cerdos en mejor estado acaban en China y el malo lo venden en España».
También advierten de que usan de «forma constante» una picana eléctrica para mover a los cochinos, cuando esta herramienta debe emplearse puntualmente según la normativa de bienestar animal. Finalmente, el OBA denuncia que durante la carga en el camión hacia el matadero, «un operario propina patadas y descargas eléctricas en la cara de varios cerdos». Y, por si fuera poco, uno de los animales «gravemente heridos» habría sido sacrificado con una pistola de compresión. «Sin embargo, tras un primer disparo fallido, cae al suelo y convulsiona varios minutos hasta su muerte», según describen.
Pues bien, el proveedor cárnico de esta granja dispone del certificado Welfair, que «evalúa y controla la calidad del bienestar animal» y del sello IAWS, una certificación creada por Interporc. Desde el Observatorio denuncian «incumplimientos relativos a la sanidad» y piden que «se pongan medios para acabar con el peor sufrimiento de animales destinados a consumo». De momento, la Guardia Civil se personó ayer por la mañana en la granja de Araúzo de Torre.
El sector se defiende. Fuentes del sector ganadero en la comarca remarcan que sus explotaciones están sometidas a controles «cada semana» por parte de las integradoras, a los que se suman los que efectúan los servicios veterinarios de la Junta de Castilla y León «cada 2 o 3 meses», así como una auditoría anual. «Todo se vigila mucho, ahora mismo resultaría imposible maltratar a un animal, te pillarían al momento», defiende un ganadero, al tiempo que subraya que la inmensa mayoría de granjas cumplen «con la ley de forma escrupulosa».