A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires, dice un verso de Jorge Luis Borges. Y en Buenos Aires fue donde empezó un cuento trascendental para Burgos, en el que la Unesco leyó que su catedral «sintetiza, a través de su exclusiva colección de retablos, tumbas, coros, caballerizas y v idrieras creadas por artistas de la escuela más próspera de la Baja Edad Media, toda la belleza de la arquitectura gótica (...). Ofrece un e jemplo inminente de catedral gótica con capilla, claustro y anexos. La construcción de la catedral a lo largo de cuatro siglos refleja el testimonio del genio creativo de arquitectos, escultores y artesanos (...). Esta catedral ha ejercido, en diferentes épocas, una influencia considerable sobre la arquitectura y las artes plásticas y destaca su papel en la difusión de las formas del arte gótico francés del siglo XIII (...). Y alberga la tumba del Cid y de su esposa doña Jimena, con lo que se integra con la historia de la Reconquista de España». Y que por esto la declaraba ‘Bien Patrimonipo de la Humanidad’.
El 30 de octubre de 1984, la octava asamblea del Comité de Patrimonio de la Unesco. Una reunión en la que España tendría un papel protagonista, toda vez que el organismo que vela por el patrimonio del mundo decidió incluir en su lista, por vez primera, varios bienes españoles: el Parque Güell y la Casa Milá de Barcelona; el Monasterio y Sitio de El Escorial de Madrid; la Alhambra, el Generalife y el Albaicín de Granada; el centro histórico de Córdoba; y, por supuesto, la Catedral de Burgos.
decisión fundamental. El dictamen favorable de la Unesco, que fue avalado por Icomos, su organismo asesor, se sostuvo sobre los criterios que encabezan este artículo. La decisión fue muy celebrada en Burgos. No era para menos: se trataba de un acontecimiento histórico de enorme magnitud por cuanto suponía la universalización del primer templo de la provincia. Además, la declaración de Patrimonio de la Humanidad exigía la protección y la conservación de la seo, algo que ya entonces se hacía más que evidente y era muy necesario, pese a que se había producido reformas relativamente recientes, especialmente en 1975, a raíz del desplome del tejado sobre la bóveda de la capilla de Santa Tecla, que causó uno enorme destrozo en una de las estancias más significativas de la seo, más otros desprendimientos que se produjeron en las cubiertas de las capillas de la Natividad y de Santa Ana.
De esta manera, y aunque aún se tardarían unos cuantos años en reaccionar seriamente al deterioro del templo, éste se aseguraba un porvenir halagüeño, ya que la vigilancia del organismo internacional iba a ser constante.