Por el momento, solo una de las partes personadas, la acusación particular ejercida en nombre de Rodrigo Barrio -el hijo mayor de la familia-, ha solicitado la incoación de juicio oral contra Ángel Ruiz. Hay que recordar que el joven, quien era menor en el momento del crimen, fue investigado como presunto autor de los hechos, pero la Fiscalía y el juzgado de Menores rechazaron juzgarlo «porque toda la acusación estaba fundada en un cúmulo de conjeturas». El abogado del hermano de Salvador Barrio, Félix, va a esperar a la decisión de la titular del juzgado de Instrucción 2 para estudiar después si recurre la resolución en el supuesto de que archive el procedimiento. La defensa de Angelillo y la acusación de la familia gallega de Julia solicita, como la Fiscalía, el archivo provisional.
La Policía Nacional no halló evidencias biológicas para apoyar su tesis -basada en 13 indicios- de que Ángel Ruiz es el presunto autor del triple crimen. Entre ellos hay que destacar varios. En primer lugar, la talla de pie de este sospechoso coincide con la de la huella de la puerta del dormitorio del pequeño Álvaro, que el autor de los hechos tiró abajo de una patada. El investigado calza un 43 y ese vestigio se corresponde con un 43-45. Asimismo, existen coincidencias de marca (Dunlop) con las zapatillas intervenidas durante las pesquisas del caso de la desaparición Shibil Angelov, cuyo primer sospechoso, para la Guardia Civil, también es el propio Ángel Ruiz. Esa misma patada, según el estudio del Laboratorio de Bioquímica de la Facultad de Actividad Física y del Deporte de la Universidad Complutense, fue propinada por una persona que mide entre 1,63 metros y 1,77. Ruiz está en esa horquilla, en 1,76 exactamente.
Arma blanca. Asimismo, en uno de los inmuebles del investigado apareció un cuchillo de hoja bicortante que, según los forenses, explicaría la mayoría de las heridas que presentaban los cuerpos. Además, la Policía considera que Salvador Barrio solo tenía problemas con este sospechoso, según los testimonios de parientes del investigado y de otros vecinos de La Parte de Bureba.
Era un hecho, además, que aunque no tenía carné de conducir, solía manejar habitualmente la Nissan Vanette de su padre. Y el día de los hechos no disponía de coartada, ya que en su casa del pueblo no había nadie, pues su padre fue ingresado el día antes en el Hospital universitario de Valladolid. Las pruebas periciales sobre él «no revelan existencia de enfermedad psicótica» y señalan que «es capaz de comprender y diferenciar entre actos lícitos e ilícitos». Su comportamiento narcisista, que le lleva a coleccionar recortes de prensa sobre las investigaciones en las que está implicado, y el hecho de haber sido condenado ya por asesinato, llevan a la Policía a considerar que puede ser presunto autor de los hechos.
Sin embargo, no existen pruebas materiales que le sitúen en la escena del crimen ocurrido hace 19 años.