Las letras conquistan el Porcelos

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
-

El histórico instituto transforma su biblioteca y la expande por el edificio con coquetos espacios para fomentar la lectura. Ha iniciado al alumnado en ficción digital, en realización de pódcast y hasta en revisión de inéditos de literatura juvenil

Un patio en el que hasta hace poco solo había muebles viejos tiene ahora este aspecto y de él disfrutan Inés, Sofía, Edurne y Nora. - Foto: Luis López Araico

Tiene los ojos azulísimos, una melena estudiadamente descuidada, y habla de esto y de aquello con el aplomo, que tanta ternura produce, de quien con 15 años piensa que ya lo ha visto todo. Es Yago Baos, alumno de 3º de la ESO del IES Diego Porcelos y uno de los estudiantes que ha sido irremediablemente seducido por la lectura, al punto de espetar sin que se le mueva un pelo que Harry Potter no es más que una versión de la saga de Star Wars que, a su vez, es una imitación de la Biblia. Nada menos.

Y como, a pesar de semejante pasión, está en esa edad en la que el interés por la palabra escrita corre un riesgo cierto de perderse, las profesoras de Lengua María Ibeas, Mercedes Andrés y Ana María Martínez, responsable también del fomento a la lectura del centro, lo han reclutado -sin mucho esfuerzo, eso es cierto- para una preciosa iniciativa llamada La arboleda de los libros que este curso fue incluida por la Consejería de Educación de la Junta en su proyecto Bibliotecas del futuro. Bibliotecas 2030 y financiada con 4.000 euros. A él y a otros 59 estudiantes más con los que han construido un universo de palabras con el que ahora la biblioteca «ha cobrado vida», en palabras de las docentes, y se ha convertido en uno de los ejes sobre los que se vertebra la actividad diaria del instituto.

Con ese dinero, mucha imaginación, la colaboración indispensable de las chicas y los chicos y el apoyo inequívoco del director, Jesús Martín, se han ido multiplicando las apuestas para que los libros no se caigan de las manos adolescentes. También, las letras han ido «conquistando espacios», como explican María Ibeas y Mercedes Andrés. El primero se puede apreciar nada más entrar por la puerta principal del veterano instituto y está conformado por unas sillas que homenajean a Federico García Lorca, a María Teresa León, al ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha y al mago que nació de la imaginación de J. K. Rowling; unas estanterías con ejemplares de diferente temática y un cartel que conmina: «¡Siéntate y lee!». Es un rincón perfecto para relajarse sin el móvil.

Yago, Celia, Lola, Pilar y Soraya echan un vistazo a las novedades de la semana en la biblioteca. Yago, Celia, Lola, Pilar y Soraya echan un vistazo a las novedades de la semana en la biblioteca. - Foto: Luis López Araico

La estrella del IES, la remozada biblioteca, está en la primera planta a la que se accede por una ancha escalera. Pero antes sorprende a las visitas el segundo hábitat ganado para la causa: una suerte de chillout con cojines y pufs de color morado y más estanterías repletas, que se ha convertido en uno de los lugares más transitados del recreo. Allí muchos estudiantes pasan ese rato de ocio con un cómic o una novela gráfica. 

Libros y plantas. Antes, cuenta Yago y confirman sus profes, la biblioteca era ese lugar más bien tristón y antiguo al que iban los castigados, los que necesitaban un libro para clase de Lengua o quienes tenían que echar un último vistazo a los apuntes antes de un examen. Los ejemplares, además, se encontraban atrapados entre cristales. Ahora y tras la labor de María, Mercedes y Ana María, aparecen liberados y al alcance de quien quiera pasar un buen rato. Es un punto absolutamente acogedor con plantas -hay una orquídea color malva-, el techo decorado y amplias mesas para compartir, que hace no mucho separaban a los usuarios en una suerte de compartimentos. Leer, ahora, es una actividad a la vez individual y compartida. En estos días, además, es el escenario de la bonita exposición Preparando medicamentos con Luis de Oviedo en 1595, que muestra antiguos ejemplares de libros que son propiedad del Diego Porcelos, uno de los dos institutos históricos de la ciudad con el López de Mendoza. 

El tercer punto en el que las letras se han hecho fuertes está en un patio que en un pasado muy reciente era un almacén de muebles sin uso. Ahora, y con la ayuda de otro programa incorporado en el instituto, el de renaturalización y adaptación al cambio climático de patios escolares, se ha transformado en una auténtica terraza en la que apetece mucho sentarse a leer, rodeada también de flores y cubierta de una carpa. 

Las palabras, pues, mandan en el Porcelos. El empuje económico de la Junta ha hecho, además, que se incrementen los fondos con compras de nuevo material entre el que destacan cómics y álbumes ilustrados, libros que abordan la igualdad, otros en el interesante formato de lectura fácil -tan necesaria tanto para el alumnado con alguna necesidad educativa especial como para el que es inmigrante recién llegado y no habla español-; juegos de mesa y piezas de ficción digital y obras en chino y árabe, en atención a los estudiantes que tienen estas lenguas como maternas.

Por si fuera poco, a principio de curso se realizó una yincana para que los de 1º de la ESO conocieran cómo funciona la biblioteca; se ha hecho el guion y grabación de dos pódcast de recomendaciones lectoras y está pendiente la grabación de un tercero con el club de cómic que también existe en el centro y en el que colaboran los responsables de La tertulia gráfica y del medio digital Es la hora de las tortas, Iratxe Pando y Enrique Acebes. 

No es el único. Hay otro específicamente destinado a las obras sobre fantasía con la autora Paloma Ruiz-Rivas. «El alumnado ha tenido la posibilidad de leer un inédito suyo y de realizar una sesión en la que se abordaron aspectos relacionados con el proceso de edición y las voces narrativas, que es algo que pocas veces está al alcance de los lectores, sobre todo cuando son tan jóvenes», explican Mercedes Andrés y María Ibeas. Una de las socias más entusiastas de este club es Pilar Sanz, de apenas 13 años, que le dio a Ruiz-Rivas unas indicaciones sobre el manuscrito que a la propia autora y a sus profesoras les han dejado sorprendidísimas por su madurez y su tino. 

Toda esta frenética actividad se ha beneficiado de interesantes relaciones con entidades como la Asociación de Profesionales de Bibliotecas de Burgos o Apacid, colectivo de personas con discapacidad intelectual, cuyo grupo de teatro interpretó en el centro El verdadero Cantar del Mio Cid, y está reflejada, claro, en las redes sociales, con dos perfiles en TikTok y en Instagram del mismo nombre, @porcelosbiblio.