Con la llegada del verano, se incrementa la población en los pueblos, que llega a su máxima concentración con la celebración de las distintas fiestas patronales. Los ayuntamientos ya están contando los días para iniciar esos festejos y, para evitar la secuencia de peleas que se registraron el año pasado, piden que se refuerce la seguridad por parte de la Guardia Civil. Algunos alcaldes lo han comentado con los efectivos con los que coinciden pero otros han dado un paso más y lo han pedido por escrito a la Subdelegación del Gobierno. «Hemos pedido que haya más presencia de la Guardia Civil en los días de fiestas para evitar el vandalismo y los problemas que se propagaron hace un año por la zona», remarca la alcaldesa de Araúzo de Miel, Teresa Maté, que incide en que una mayor presencia de uniformados evita que se produzcan trifulcas o sucesos similares.
Los responsables municipales son conscientes de que la plantilla de la Benemérita en la zona es insuficiente para cubrir un territorio tan amplio como la comarca ribereña. «Aquí se nota su presencia, al menos dos días al mes vienen cuando está La Caixa prestando su servicio, y luego pasan y nos enteramos porque ponen alguna multa a algún vecino», explica el alcalde de Gumiel de Mercado, Pedro Gómez, cómo detectan allí el patrullaje de la Guardia Civil. «Aquí no hemos notado más su presencia que otros años, la semana que viene tenemos las fiestas y, entonces, veremos si hay un mayor control», reconoce el alcalde de Peñaranda de Duero, Fernando Rioja.
Desde la propia Guardia Civil apuntan a esta redacción que los esfuerzos de las patrullas se intensifican en los meses de verano, aumentando la presencia en las distintas localidades de la comarca, ante el incremento de la población durante estas fechas. Los turnos se organizan buscando la mayor cercanía posible a los puntos donde se prevé mayores aglomeraciones de público, para poder reducir al mínimo el tiempo de respuesta ante cualquier llamada de ayuda desde las distintas localidades.
Más allá de ser conscientes de que la plantilla de los cuarteles de la comarca da para lo que da, piden al menos que se refuercen los controles en las carreteras. «De cara a las fiestas, ya hemos hablado algo del posible dispositivo de seguridad, para que pongan el acento en los vehículos que entran y salen para evitar los riesgos del alcohol», explica Gómez, que considera que los problemas en los pueblos llegan con la gente que no reside en ellos. «Pueden venir dos o tres autobuses llenos, con jóvenes con bolsas llenas de alcohol, y luego se queda el pueblo como se queda, cuando no hay problemas mayores de peleas o rotura de bancos, papeleras y demás», relata el alcalde gomellano.
En aquellos fines de semana en los que se solapan varios festejos patronales repartidos por la comarca, los alcaldes abogan porque la intervención de la Benemérita no sea muy invasiva pero sí lo suficientemente visible para prevenir sucesos de entidad. «Si entras con un coche de la Guardia Civil en un pueblo porque hay botellón, que hay que controlarlo, pero puedes tener un lío que puede acabar en un follón de narices; dentro del pueblo no se meten a no ser que haya una agresión o algo así y lo que hacen es dejar que el pueblo se autorregule», explica Gómez.