Día de estreno

D.P.L. / Burgos
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Los comerciantes encaraban ayer el fin de la cuenta atrás para el estreno del Mercado Norte provisional con estrés y expectación. «Seguro que vienen más clientes de los que teníamos antes», apuntaban desde los puestos de venta

Con los productos en su sitio ya únicamente quedaba rematar los detalles. - Foto: Patricia González

El Mercado Norte ya es historia. Sus años de servicio concluyeron el pasado viernes con la nostalgia de quienes dejaban un espacio que ha formado parte de su vida cotidiana. Pero cada capítulo de historia que se cierra tiende a encontrar otro episodio que comienza a rodar. Hoy por fin el Mercado Norte provisional entrará en el capítulo de memorias de la Plaza de España. Su legado está todavía por escribir y por delante tiene la oportunidad de dar servicio a todas aquellas personas que confían en el género de sus comerciantes.

Ayer estos mismos empresarios vivían el estrés de ver cómo la cuenta atrás llegaba a su fin tras intensas jornadas de preparativos. «Ha sido un proceso muy costoso y llevamos cinco días de 8 de la mañana a 8 de la tarde trabajando para poder llegar a tiempo», apuntaba Carmen, del establecimiento de Frutas Antonio mientras colocaba papeles en las cajas para ubicar dónde iba cada tipo de fruta y verdura. Hace dos días muchas parcelas apenas contaban con un mostrador que incluso se resistía a llegar y ayer ya se encontraban la mayoría colocando el género.

«Los remates de última hora son lo más complicado, además siempre hay cosas que mejorar o cosas que se te olvidan. Llevamos desde el sábado a tope y no nos sobra ni un día», declaraba Mari Carmen, de Quesos Mari Carmen. Muchos estaban totalmente ocupados y había otros con contratiempos de última hora que se quejaban de que «no habían tenido margen suficiente» para poder prepararse.

Pero por norma general la ilusión se colaba por todos los rincones. También el optimismo que les hace pensar en que van a contar con «más clientes que en el anterior». «Ya nadie va a tener la excusa de que no funcionan las escaleras para venir a comprar», detallaba la misma Mari Carmen.

Clientes como Dori ayer trataban de colar su mirada entre los reflejos de los cristales para acercarse a hacerse una idea de cómo estaban los preparativos. «Mañana por la mañana igual venimos a comprar huevos», exponía a la vez que mostraba su fidelidad a un comercio en el que «la gente es muy amable y en el que he comprado durante mucho tiempo».

Con los precios en su sitio y las promociones tratando de llamar la atención, los comerciantes se movían inquietos. Como si en la cabeza tuviesen mil cosas que repasar para que no les quedase nada pendiente. Tere, de la Panadería Casa del Pan, estaba haciendo espacio para lo que le iba a llegar esta mañana. «Nuestro producto nos tiene que venir cada día, no lo podemos tener ya en el mostrador», explicaba. Los clientes ayer ya merodeaban por los aledaños, algunos de hecho se querían meter a curiosear, pero hoy es cuando empieza la historia del mercado provisional.

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