Raúl Soto sucederá a Esther Reyes en el Colegio de Enfermería

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
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Este miércoles, día en el que estaban convocadas las elecciones, se proclamará la única candidatura presentada, encabezada por el profesional de Emergencias y profesor de la Universidad de Burgos

Esther Reyes, el pasado martes en la sede del Colegio Oficial de Enfermería de Burgos. - Foto: Alberto Rodrigo

Cuando en el año 1997 Esther Reyes accedió con su equipo a la presidencia del Colegio Oficial de Enfermería de Burgos, la sanidad de esta comunidad autónoma dependía aún del Insalud -siglas que a muchas profesionales ya ni siquiera les sonarán-, no había especialidades ni carrera profesional, los estudios eran una diplomatura y del EIR (enfermero interno residente) no se tenía noticia. Ella era entonces una joven enfermera, pero que conocía muy bien los entresijos de la política sanitaria, no en vano una década antes había sido elegida secretaria provincial del sindicato profesional Satse y con apenas 35 años llegaba a la cúpula del Consejo Profesional de la Federación Europea de Sindicatos Públicos (Eurofedop). Casi tres décadas después, Reyes dice adiós al Colegio y lo hace, dice, con la sensación de haber cumplido junto con su equipo con todas las responsabilidades que se les han ido encomendando, de haber podido enfrentar las crisis y dificultades que han surgido "con mucho trabajo por parte de todos" y con la satisfacción de "haber puesto algún grano de arena" para mejorar y actualizar la profesión, "que no tiene absolutamente nada que ver con aquella de 1997".

Este miércoles, día 8, fecha en la que estaban convocadas las elecciones, se procederá a la proclamación por parte de la mesa electoral de la única candidatura presentada, la encabezada por el enfermero de Emergencias y profesor de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UBU Raúl Soto Cámara, quien recibirá una entidad colegial saneada en lo económico -sin deudas ni hipotecas, puntualiza Reyes- y que a lo largo de estos años ha pasado de un viejo piso alquilado en la calle Miranda a unas instalaciones más grandes y bien equipadas en la calle Azorín, que también se quedarían cortas y obligarían a mudarse a la avenida de Reyes Católicos. Allí, las más de 2.600 colegiadas y colegiados reciben unos servicios que han ido aumentando con los años. En 2023, por ejemplo, se impartieron 50 cursos gratuitos formativos, tanto presenciales como en línea, se financiaron seis proyectos de investigación, se resolvieron 150 consultas en la asesoría informáticas, 205 en la jurídica y 150 en la fiscal que, además, realizó 1.141 declaraciones de la renta.

Hemos entendido siempre que la voz de las enfermeras se tenía que escuchar no solo en el ámbito profesional sanitario sino dentro de la sociedad en la que trabajamos"

Esther Reyes, el pasado martes en la sede del Colegio Oficial de Enfermería. Esther Reyes, el pasado martes en la sede del Colegio Oficial de Enfermería. - Foto: Alberto Rodrigo

La casi ya expresidenta explica que siempre tuvo claro que tenía que mirar hacia dentro de la profesión, pero también hacia afuera y así, en todos estos años el Colegio de Enfermería ha formado parte del Plan Estratégico de Burgos, de la Fundación de la Universidad y tuvo un destacado papel en la reivindicación de un nuevo hospital que sustituyera al General Yagüe: "Entendimos siempre que la voz de las enfermeras se tenía que escuchar en el ámbito sanitario, pero también en el de la sociedad para la que trabajamos".

La llegada a la entidad de la primera junta de Gobierno que presidió Reyes se produjo después de unos tiempos convulsos en el colegio profesional, por lo que no niega que uno de sus primeros objetivos fue "apaciguar y cerrar heridas en la profesión" lo que consiguió, cuenta, centrándose en los problemas que tenían las enfermeras: "Era un escenario que no tenía nada que ver con el que hay ahora. Por ejemplo, a la Administración le sonaba rarísimo que exigiéramos la carrera profesional y no le encajaba, pero ya la reivindicábamos".

Cuando se le pregunta por cuál ha sido su mayor logro en estos 27 años, Reyes niega la mayor: "No creo que haya un logro singular sino que se han ido consiguiendo cosas, a veces por etapas, a veces en diferentes años, y que hemos ido intentando esquivar las piedras que se nos ponían en el camino, a veces han sido muy duras y difíciles. Reivindicar las especialidades, por ejemplo, fue costoso, se peleó muchísimo y, de hecho, no se ha conseguido del todo su implantación porque, salvo la de matrona, no están reconocidas a nivel de puesto de trabajo y acaban de resolver, hace dos días como quien dice, la vía extraordinaria para Enfermería Familiar y Comunitaria. Todo está yendo muy lento".

En 1997 ni se nos pasaba por la imaginación que llegaría a haber compañeras doctoras o que veríamos la integración de la Escuela en la UBU. Y todo eso ha ocurrido"

Llegar a la universidad. Otro de los puntos de inflexión en la profesión de los que ha sido testigo en estos casi treinta años fue enfrentarse al intento de que los estudios de Enfermería no se convirtieran en el grado que son hoy durante la implantación del denominado Plan Bolonia de unificación de los sistemas universitarios de la Unión Europea: "No querían que fuéramos grado, querían dejarnos en algo parecido a la diplomatura y contra eso sí que luchamos porque siempre tuvimos claro que somos una disciplina con competencias suficientes como para tener los créditos necesarios para ser un grado. Ahí los colegios empujamos y discutimos mucho con el Ministerio de Educación. Fue una batalla que se ganó, pero con mucha trastienda, muchas presiones para que no saliera. Después, el Colegio de Burgos, junto con los del resto de la comunidad, ofreció a las diplomadas homologar sus titulaciones con el grado, lo que hicieron prácticamente la totalidad de ellas".

Este cambio, añade, hizo que muchas enfermeras impulsaran sus carreras académicas haciendo el doctorado y dedicándose a la investigación y a la docencia: "Aún necesitamos más, pero cuando llegué al Colegio ni se nos pasaba por la imaginación que hubiera enfermeras doctoras, era impensable, igual que ver la integración de la Escuela de Enfermería en la UBU y la creación de la Facultad de Ciencias de la Salud y todo eso ha ocurrido. Con estas dos entidades, por cierto, siempre hemos tenido un contacto muy estrecho y una colaboración total".

El colectivo sufrió mucho con la covid y creo que, de alguna manera, no se ha curado aún, entre otras cosas por que la Administración ya se ha olvidado de todo"

 

En el nivel autonómico, pone el foco en los largos lapsos de tiempo transcurridos entre las oposiciones convocadas por la Junta, "que provocó que las profesionales permanecieran interinas durante mucho tiempo con todo lo que eso conlleva; esta ha sido siempre otro frente, que tampoco está ganado del todo porque si bien ahora van algo más rápidos, tampoco tanto como nos gustaría". Y en el provincial, el éxodo de enfermeras, que se hizo casi dramático durante la crisis de 2008: "Durante mucho tiempo infinidad de enfermeras burgalesas se marcharon al extranjero, fundamentalmente a países anglosajones. Por suerte, muchas de ellas ya volvieron, pero seguimos teniendo el problema de ser una provincia limítrofe con comunidades autónomas que ofrecen mejores condiciones profesionales y económicas como el País Vasco, La Rioja o Cantabria y que hace que muchas profesionales descarten quedarse en Burgos".

Y la pandemia. "Fue un momento durísimo para la profesión y también para la Junta de Gobierno del Colegio. Tratamos de hacer todo lo que estaba en nuestra mano para ayudar: desde denunciar públicamente y en el juzgado la falta de EPI hasta hacer serologías a las enfermeras cuando nadie las hacía, para saber si se habían contagiado de covid o estaban inmunizadas, u ofrecer apoyo psicológico a quien lo necesitó", reflexiona Reyes sobre la crisis de la covid. Cree, además, que sus consecuencias perduran hasta hoy: "Afectó mucho en todos los aspectos y aún no se ha superado en algunos de ellos, como el de la relación de los profesionales entre sí y con la sociedad. Sufrieron y no se han terminado de curar, entre otras cosas, porque la Administración se ha olvidado ya de todo. En aquellos días, por ejemplo, a muchos profesionales, les cambiaron de puesto y esa inestabilidad todavía perdura".

He tenido el mejor equipo que se puede tener"

Desde que llegó a la presidencia del Colegio Oficial de Enfermería de Burgos, Esther Reyes tuvo claro que los miembros de la Junta de Gobierno tendrían que representar a todos los ámbitos de la profesión, algo que hasta entonces no había ocurrido. Así, siempre ha contado no solo con vocales que representaran a las enfermeras de Aranda, Miranda o la zona norte sino que otras que han sido la voz de matronas, atención primaria, especializada o emergencias. Todas las profesionales que la han acompañado en este último tramo -Consuelo Rodríguez, Óscar Alonso, Pilar Val, Amaya Blanco, Begoña González, Rosa Fernández, Begoña Palomo y Begoña Franco- se marchan con ella, ya que decidieron no seguir en el Colegio cuando Reyes anunció su retirada: "He tenido el mejor equipo que se puede tener".

 

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