«Han salido algunos contagios más, pero todo ellos con síntomas leves», asegura el abad de Silos, dom Lorenzo Maté, quien confirma que el monje ingresado desde la semana pasada en el HUBU evoluciona favorablemente. «Esperamos que regrese en un plazo breve, en estos días, regrese porque está respondiendo bien al tratamiento y van disminuyendo la carga de oxígeno». Además de este religioso, el abad apunta que también ha sido necesario trasladar a otro, también positivo en covid, por un problema de infección y retención de orina, también había dado positivo en la prueba PCR, «pero los dos evolucionan positivamente», asegura el abad, quien agradece las muestras de apoyo que está recibiendo la comunidad en la última semana.
Este brote, registrado la pasada semana, hizo saltar todas las alarmas ya que en un primer momento afectó a más de la mitad de la comunidad benedictina, en la actualidad integrada por 24 religiosos. Los primeros contagios se registraron los días 22 y 23, al parecer tras el viaje de algunos de los monjes a Burgos capital para hacer algunas gestiones, y el brote se declaró, tras presentar uno de los miembros de la comunidad los primero síntomas, el lunes de la semana pasada.
Tras algunos casos más, «con carga más bien baja», matiza el abad, el brote sigue controlado en el interior del monasterio, aunque los efectos de las última medidas (excepcionalísimas) y restricciones impuestas por las autoridades sanitarias de la Junta están afectan a todos los vecinos, a pesar de que en el pueblo no se ha registrado ningún caso positivo a lo largo de toda la pandemia.
Sin casos en el pueblo. «En el pueblo tenemos cero casos positivos. En todo el año pasado no se registró ninguno y tampoco en lo que llevamos de este, pero la incidencia de la comunidad benedictina en el padrón, casi el diez por ciento de los 270 vecinos que tenemos, ha propiciado que todo el pueblo se vea afectado por esas medidas excepcionales», apunta el alcalde de Santo Domingo de Silos, Emeterio Martín Brogeras.
Lo único que está abierto estos días en el pueblo, acostumbrado a recibir a miles de visitantes, es la farmacia y la tienda de alimentación, «el resto está todo cerrado y nadie viene estos días (...)».
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