El diestro Morante de la Puebla salió este miércoles triunfador por segunda vez en esta feria burgalesa, tras cortar dos orejas en el último festejo de abono, y celebrar así a lo grande la efeméride de sus 25 años de alternativa, en una tarde en la que Diego Urdiales dejó también su impronta.
Llegaba el día del arte a la Feria del Burgos con tres de los toreros más puros y clásicos del escalafón como son Diego Urdiales Juan Ortega y Morante de la Puebla, que cumplía su segundo paseíllo en el serial para celebrar las bodas de plata de su doctorado como matador de toros que tomó tal día como hoy de 1997 en esta misma tierra castellana.
No pudo celebrarlo como se merecía con su primero, un toro noblote pero justito de fuerzas y escaso de raza, al que toreó primorosamente bien con el capote y al que diseñó una faena de fogonazos aislados de precioso aire, pero sin poder compactarla por la insulsa condición del de El Torero. La espada se le fue el sótano y acabó silenciado.
En cambio sí "sopló las velas" a lo grande con el cuarto, con el que dejó una antología de toreo con el percal: larga cambiada, verónicas y garbosas chicuelinas que pusieron al público en pie.
Muleta en mano anduvo Morante muy serio y comprometido, toreando muy despacio y ajustado sobre la diestra en una faena que fue siempre a más y que tuvo el susto de un tremendo volteretón del que salió ileso de milagro. Volvió el sevillano con más coraje todavía para firmar un vibrante y enrazado epílogo, y una estocada hasta las cintas que le valió el doble trofeo.
Urdiales fue el primero en descorchar la tarde con una maravillosa faena a un toro, el segundo, que no tuvo mal fondo especialmente por el pitón izquierdo, por donde el riojano, que antes había cuajado un cadencioso saludo capotero, toreó como los ángeles, con mucha pureza en los cites, jugando con los vuelos para llevar la embestida con hondura y ajuste, muy de verdad.
También por el derecho hubo momentos buenos, sobre todo lo bien que administró al astado en el inicio de faena, pero lo grande, lo verdaderamente grande fue el toreo por naturales. La estocada cayó un tanto baja y quizá fue el impedimento para que el premio quedara en singular.
Qué pena que no pudiera rematar la tarde con el blando y claudicante quinto, al que extrajo el poco juego que tenía a lo largo de una faena muy templada y en la que lo hizo todo a favor del animal. Bien Urdiales que tras una certera estocada fue ovacionado después de que el palco desoyera la petición de oreja que hubo.
Juan Ortega dejó detalles del buen corte que atesora ante un tercero noblote pero soso y bajo de raza. Faena de exquisiteces, con naturales sensacionales y adornos también de sabor añejo. La gente entró a medias en el trasteo del sevillano, que, tras la estocada, fue silenciado después de que le llegaran a pedir la oreja.
El sexto fue un toro brusco y a la defensiva con el que Ortega cumplió el expediente a base de oficio. Buena estocada y ovación para cerrar la tarde y la feria burgalesa de 2022.
FICHA DEL FESTEJO. Seis toros de El Torero, bien presentados, nobles pero sosos y bajos de raza.
Morante de la Puebla (malva y oro): bajonazo (silencio); estocada (dos orejas).
Diego Urdiales (gris plomo y oro): estocada caída (oreja); estocada (ovación tras petición).
Juan Ortega (verde botella y oro): estocada (silencio tras petición); estocada (aviso y ovación tras petición).
Antes del paseíllo se entonó el himno de Burgos y tras él Morante de la Puebla recibió un obsequio por sus 25 años de alternativa de manos del alcalde de la ciudad, Daniel de la Rosa; y posteriormente Diego Urdiales recibió también el trofeo a la mejor estocada de la pasada feria de San Pedro y San Pablo.
El Coliseum registró alrededor de tres cuartos de entrada.