El servicio de recogida de enseres ha retirado este año 128.100 kilogramos de muebles, electrodomésticos y otros artículos voluminosos, pero un tercio de esa cantidad se abandonó en la vía pública ilegalmente. La concejala de Medioambiente, María Cueva, recuerda que los vecinos disponen de un sistema gratuito que pasa los martes, jueves y sábados para llevarse este tipo de bultos. De manera programada, en 2024 han contabilizado 85.000 kilos, por los 43.000 abandonados principalmente frente a los contenedores sin aviso. La edil reconoce que todo el esfuerzo para erradicar esta práctica parece que queda en nada, por lo que admite que las sanciones aparecen como única alternativa, para lo que demanda la colaboracion ciudadana.
«Es muy difícil pillarles», afirma la responsable municipal, quien aclara que debe coincidir el paso de los agentes por un lugar concreto. Por ese motivo y aunque admite que «la gente no se atreve a denunciar estas prácticas aunque las vea», la representante de IU-Podemos considera que la implicación de los vecinos puede servir para trasladar a la Policía Local pruebas de los hechos. «Luego ellos ya verán lo que tienen que hacer», asevera la concejala, quien apunta que «no digo que los ciudadanos seamos policías, pero sin ayuda es muy difícil de resolver esto», zanja.
De manera controlada, en todos los meses se han superado los 10.000 kilos, a través de un sistema para el que existe lista de espera, «porque solo podemos atender diez llamadas por día», puntualiza la edil. De los bultos retirados sin previa comunicación, el pico se registró en abril con ocho toneladas, aunque la estadística muestra que todos los meses se ronda el 33% de los enseres depositados en total. Más allá de las sanciones, la Concejalía ha realizado campañas informativas, se han puesto notas en los contenedores más problemáticos y ahora, Cueva avanza que «vamos a colocar señales verticales, pero solo en los lugares más conflictivos», como la calle Gregorio Solabarrieta o San Nicolás.
Esta alternativa también se usará para los excrementos de los perros o los vertederos ilegales, aunque la edil reconoce que el problema de los enseres deriva en más conductas incívicas, ya que además de deteriorar la imagen, afecta en que después «la gente acude y deja la basura fuera», reflexiona.