Nació en Burgos el 6 de febrero de 1989 y como muchos otros niños comenzó a jugar al fútbol en los maltrechos campos que había entonces en Burgos. Llegó a juveniles, formó parte de uno de los pocos equipos que llegó a la máxima categoría juvenil del fútbol español y en 2007 dio el salto al fútbol profesional, cuando el Atlético de Madrid lo fichó después de militar dos años en el juvenil del Río Vena, uno de los equipos de cantera que mejores futbolistas ha dado en el fútbol burgalés. Desde entonces su crecimiento como futbolista no paró y solo una desgraciada lesión en una muñeca frenó su evolución en el Almería de Segunda División. Hace pocas semanas logró el ascenso a Segunda División con el UD Logroñés, la segunda que logra tras la conseguida con la Ponferradina. El Burgos CF se movió rápido y lo firmó en apenas unas horas para convertirlo en una de las referencias en la defensa para su nuevo proyecto.
Pocos días después del ascenso con el UD Logroñés le llegó la oferta del Burgos y la aceptó rápidamente. ¿Por qué?
Soy de Burgos y he visto que tiene un proyecto serio, con muchas posibilidades de funcionar. Es serio a nivel deportivo, a nivel de despachos e institucional. Tiene un gran respaldo, con una gran afición, que ha cambiado mucho en estos últimos años. Es un buen proyecto, que ilusiona y más para un jugador de aquí, que se crió en Burgos.
¿Tuvo opciones de seguir en el Logroñés en Segunda División?
Tenía la renovación por partidos, pero con el tema de la COVID-19 no llegué a esa cifra. A Caneda y a mí nos dijeron que no contaban con nosotros.
Pero con lo parado que está el mercado usted aceptó muy pronto la oferta del Burgos.
Me llamaron bastantes equipos punteros de Segunda B, entre ellos el Burgos. Hablamos un lunes y en unas horas nos pusimos de acuerdo.
¿Qué es lo que más le ha seducido de esta oferta?
Sobre todo el proyecto, además de estar en casa en estos tiempos tan difíciles. Además, el soporte que tiene y el grupo propietario transmite fiabilidad, seriedad y que trabaja muy bien y con los pies en el suelo.
Se marchó con 16-17 años y vuelve con 31.
Me fui en juveniles, éramos un grupo de amigos que jugábamos al fútbol. Me fui a Madrid, cinco años al Atlético, y el cambio fue muy grande, brutal. Estaba todo profesionalizado, vivía solo para el fútbol, algo que aquí no hacía.
Allí coincidió con entrenadores como Pantic, Quique Sánchez Flores o Simeone.
Con todos. A Pantic lo tuve en mi último año en el Atlético de Madrid en Segunda B y es un entrenador magnífico, que empatizaba con los jugadores y a la vez imponía respeto.
Han sido muchos años en Segunda B y solo seis en Segunda División.
Cuando estaba en Segunda A con el Almería estaba jugando pero me rompí la mano y me quedé sin ficha y volvió a segunda B. Luego he logrados dos ascensos y siempre te queda la espinita de no haber jugado pero creo que en Burgos podemos conseguir el ascenso. Va a ser un año diferente por el formato de la competición. Hay que empezar muy fuerte y al final de temporada podemos celebrar algo bonito y llegar donde el Burgos lleva tantos años sin estar.
Ha logrado ascensos con Ponferradina y Logroñés, pero siempre sería especial lograr un tercero con el equipo de su casa.
Lógicamente sería muy especial. Yo venía a este campo de pequeño y haría feliz a mucha gente que lleva años viniendo a El Plantío y que yo conozco desde pequeño. Por ellos, por mí y por mi familia sería especial.
¿Qué recuerdos tiene de aquellos años?
(La entrevista completa, en la edición impresa)