Si los anteriores encuentros entre la Federación Provincial de Empresarios de Hostelería y los sindicatos habían sido poco fructíferos, la reunión que mantuvieron ambas partes ayer fue todo lo contrario. La patronal acudió a la cita con CCOO y UGT con la preocupación del impacto que tendrá la disminución de la jornada laboral semanal máxima de 40 a 37,5 horas. Los representantes de los 8.000 burgaleses, por su parte, se mostraron dispuestos a reducir la vigencia del convenio de los cuatro años previstos a tan solo dos para minimizar el posible impacto de entrar en vigor la medida.
Tras cerca de tres horas de reunión -receso incluido- el mayor avance fue el principio de acuerdo en materia salarial, mientras que queda pendiente de discutir cómo se articulan los contratos fijos discontinuos a tiempo parcial. Los empresarios propusieron que se incluya la misma redacción que contempla el convenio provincial de León, medida que tanto CCOO como UGT rechazaron. Estos exigen que se establezcan llamamientos a 15 días con un tope de 8 meses y una jornada mínima de 4 horas. El bloqueo producido motivó el aplazamiento del encuentro.
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