Los actos conmemorativos del trigésimo aniversario de la firma del hermanamiento entre Aranda de Duero y la localidad portuguesa de Miranda do Douro podrían convertirse en el germen de un nuevo sistema de relaciones entre distintos municipios europeos. Durante los festejos de la redonda cifra a la que han llegado los lazos de hermandad hispanolusos se propuso la creación de una Red Europea de Ciudades Hermanadas que ponga en marcha líneas de cooperación para garantizar un futuro lo más próspero posible. «Que entre todos los pueblos podamos pensar en el futuro. Depende de nosotros el trabajo, el buen trabajo que se puede hacer en cada uno de nuestros municipios. No tenemos que culpar a Europa por todos los males que se están haciendo o se han hecho. Si no hay buen entendimiento, buenas relaciones a nivel institucional, nosotros tenemos la obligación de hacer algo por este territorio, por esta Europa y por este mundo», señaló Artur Nunes, presidente de la Cámara Municipal de Miranda do Douro, que aprovechó su intervención durante estas celebraciones para lanzar la idea e invitar a implicarse en ella no solo a arandinos y mirandeses, sino también a las localidades francesas, Romorantin Lanteney y Salon de Provence -con las que también está hermanada la capital ribereña- que estaban presentes en el acto.
La iniciativa, pormenorizó el representante luso, se desarrollaría en tres ámbitos fundamentales; el educativo, el económico, que permitiría promocionar los productos de las entidades implicadas en esta institución supranacional, favoreciendo con ello la creación de riqueza en los territorios implicados, y el social.
Una red de cooperación que reforzaría los lazos de amistad establecidos hace 30 años entre ambas localidades y que, a pesar de que «siempre ha tenido altos y bajos», de lo que responsabilizó directamente a la implicación en su mantenimiento de los responsables de ambos municipios, han permitido que la gente de Aranda de Duero y Miranda do Douro se sientan vinculados y quieran «que estos lazos se sigan cooperando y se siga trabajando por el futuro».
Como no podía ser menos, la alcaldesa de Aranda, Raquel González, anfitriona del acontecimiento, recogió el guante lanzado por su homólogo luso, incidiendo en que «los 30 años que han marcado nuestras relaciones, deben ayudarnos a construir nuestro futuro. Debemos fomentar y profundizar en nuestras relaciones y alentar los intercambios que espero que podamos reforzar en los próximos años».
Una labor para la que comprometió la implicación directa de Aranda de Duero, no sin antes puntualizar que «tenemos una ardua tarea por delante, porque el hermanamiento no debe partir y recibir solo el impulso de las instituciones, sino que debe tener vida propia» y para ello es necesario movilizar a los ciudadanos.
jornada de simbolismos. La jornada estuvo cargada de actos simbólicos con los que se quiso representar los vínculos que, desde hace tres décadas, mantienen ambas ciudades. Quizás, el más significativo, fue la firma de una réplica del protocolo de hermanamiento que ya rubricó en 1984 y con el que «los artífices de esta unión desearon sellar una amistad entre las dos ciudades y los consiguieron», subrayó González, que a lo largo de estos 30 años han permitido conocerse más y, con ello, quererse.
Sin embargo, estuvieron cargados de simbolismo también el intercambio de las llaves de las dos ciudades que realizaron los máximos representantes. Una por la parte lusa y seis por la arandina, en representación de las seis puertas que en su día tuvo la muralla que rodeó la capital ribereña, según aparece en el Plano de 1503, y de las que hoy en día apenas quedan poco más que referencias escritas. «Las llaves son solo un símbolo. Una forma de abrir nuestra villa a todos vosotros, hermanos mirandeses. Con ellas, no abriríais ninguna puerta. Aranda de Duero es una villa sin muros y sin fronteras, abierta a la hospitalidad y al encuentro en la que esperamos que os sintáis a gusto», aseveró.
Una réplica en plata del citado Plano de 1503 y una placa conmemorativa del día de ayer fueron otros de los obsequios con los que la delegación portuguesa volvió a su localidad.
Pero no fueron solo los regalos que se intercambiaron los representantes institucionales de ambas localidades las que pusieron el acento en los vínculos existentes entre ambas. Desde el primer momento quedó patente la colaboración con que se había organizado todo. La Banda Municipal de Música Villa de Aranda, encargada de interpretar los himnos de Portugal, España y la Unión Europea, vio precedida la ejecución de estas piezas institucionales por un pequeño pasacalles realizado por la Banda Sinfónica de Miranda do Douro.
Cumplidos los trámites más oficiales, además, se dejó espacio para las manifestaciones culturales. Un grupo de Pauliteiros, danzantes populares de Miranda do Douro, interpretaron en la Plaza Mayor sus típicos bailes, que muchos de los presentes quisieron ver un origen común con las Danzas de Paloteo de la cercana localidad de Fuentelcésped. También hubo tiempo para que el grupo de la Escuela Municipal de Folclore hiciera lo propio con una pequeña selección de jotas castellanas.
Y como no podía ser menos en el año en que Aranda de Duero acoge la décimo novena edición de Las Edades del Hombre, también se buscó un rato, ya por la tarde, para que todas las delegaciones presentes en Aranda pudieran visitar Eucharistia. Todo ello, sin olvidarse de un segundo reto que también puso sobre la mesa Artur Nunes, que en 2015, la celebración del trigésimo primer aniversario, se lleve a cabo en la localidad que él encabeza institucionalmente.