El arandino Raúl Berzosa, obispo emérito de la Diócesis de Ciudad Rodrigo, regresa a casa. El vicario general del Arzobispado de Burgos, Carlos Izquierdo, ha anunciado que «va a fijar su residencia definitiva en nuestra Archidiócesis», concretamente en la zona de Aranda de Duero. En un escueto comunicado oficial emitido esta semana informa de que «celebrará la eucaristía en la Comunidad de Religiosas Benedictinas» de la capital ribereña, aunque, apostilla, «su actividad pastoral será discreta, similar a la de los obispos eméritos que residen en nuestra Archidiócesis».
Se confirma así la información que publicaba este periódico el pasado día 15, en la que se daba por seguro su regreso a la archidiócesis de la que se marchó hace casi 20 años, cuando en la primavera de 2005 fue nombrado obispo auxiliar de Oviedo, cargo que desempeñó hasta el 30 de enero de 2010. Fue entonces cuando Berzosa fue nombrado casi un año después obispo de Ciudad Rodrigo, donde ejerció su episcopado hasta junio de 2018.
Su salida de esta diócesis se produjo por motivos personales y en enero de 2019 el papa Francisco aceptó su renuncia al gobierno pastoral. Desde ese momento, los destinos del obispo arandino han sido de lo más diversos. Pasó seis meses en Bogotá para acabar el año en Roma, al servicio de la Santa Sede, donde continuó con sus estudios e investigaciones hasta octubre de 2020, cuando le asignaron un nuevo destino.
De la capital vaticana viajó hasta la Arquidiócesis de Santo Domingo, en la República Dominicana, donde estuvo colaborando en diversas áreas pastorales y donde fue nombrado vicario episcopal territorial de Santo Domingo Oeste en agosto de 2023.?
Con esta confirmación de su llegada a Burgos, concretamente a Aranda de Duero, de donde procede, Raúl Berzosa va a ser el tercer obispo emérito que aloja la archidiócesis, con Fidel Herráez, que sigue viviendo aquí, y Ramón del Hoyo, que volvió a la provincia tras jubilarse en Jaén.