El humedal de El Lago ha perdido los chopos que rodeaban su superficie. La actuación se ha realizado en una finca privada, catalogada como rústica, y el Ayuntamiento de Miranda aclara que está autorizada por  la Junta de Castilla y León. El motivo alegado tiene que ver con un hipotético riesgo para las viviendas de una cercana urbanización, aunque entre el punto de la tala y esas casas hay una distancia considerable, por lo que el colectivo ecologista Queremos Ríos Vivos denuncia que la medida no está justificada, ya que «cuestionamos esa razón de seguridad», afirman.

La responsable municipal de Medioambiente, María Cueva, quita responsabilidad al Consistorio, pero aclara que preguntó a la administración regional, quien tramitó el visto bueno a través de «una declaración responsable y para ello no es necesario pedir permiso», matiza la edil. El grupo ecologista critica que han permitido la actuación «sin ningún estudio» que valore el daño en la fauna, pese a que «este humedal es importante para Miranda desde el punto medioambiental y se ha talado con mucha ligereza», afean.

En Queremos Ríos Vivos mencionan al aguilucho lagunero, la oropéndola o la garza imperial dentro de la lista de especies vinculadas a este punto, por lo que piden que el Ayuntamiento habilite medidas de protección para evitar que en el futuro surjan intervenciones similares. 

En este sentido, apuntan a la creación de un plan director de arbolado, con el que el grupo entiende que podría haberse actuado en este caso, en el que indican además que los ejemplares parecían en buen estado. La responsable municipal traslada que la Junta indicó que el propietario volverá a plantar chopos, aunque la concejala matiza que «preferiría que fuera otra especie, pero no me puedo meter en lo que plante o no un particular».

La Picota. Queremos Ríos Vivos denuncia lo ocurrido en el humedal de El Lago, pero también lo que sucede en La Picota, donde «durante los últimos meses, los ejemplares plantados no han recibido todos los cuidados para su correcta supervivencia, sobre todo en lo referente al riego». Por eso, evidencian que se hayan secado «muchas encinas». La responsable municipal alega que se trata de un entorno natural y valora los ejemplares que sí que sobrevivan a la falta de agua, en una zona en la que resulta difícil colocar riego.