El futuro Instituto de Investigación Biosanitaria que pondrán en marcha la Consejería de Sanidad, en colaboración con la Universidad de Burgos, va tomando forma después de que la Junta anunciara este proyecto en septiembre del año pasado con el fin de completar una red regional de dotaciones de similares características ya en marcha en Salamanca, Valladolid y León. Por el momento, el primer paso ha sido determinar su sede operativa, que será el hospital Divino Valles, así como el profesional que se ocupará de su dirección, el hematólogo del HUBU Jorge Labrador, según confirman fuentes del área que encabeza Alejandro Vázquez.
Desde el departamento autonómico se precisa de igual forma que esta instalación sanitaria se encuentra concebida como el epicentro «administrativo» del instituto, ya que las funciones de este se repartirán también por dependencias de la UBU, el HUBU o centros de salud en caso de que así fuera necesario. La conexión entre todas las entidades conforman la base de esta dotación que encabezará Labrador, quien a su vez está al frente de la Unidad de Investigación del complejo sanitario.
Mientras la Consejería de Sanidad avanza en la puesta en funcionamiento del centro y se suceden las conversaciones con Universidad de Burgos, esta mantuvo en octubre un primer encuentro con investigadores del campus y personal de administración y servicios de distintas áreas para dar a conocer las líneas estratégicas del proyecto. En este punto, cabe resaltar que «deberá seguir las reglas» del Instituto de Salud Carlos III para poder recibir la correspondiente acreditación en dos años.
Hasta medio centenar de científicos de la institución académica mostraron su interés en formar parte de este proyecto. Pertenecen a campos de conocimiento muy diversos, según explica el vicerrector de Investigación, José Miguel García, quien, precisamente, pone en valor el carácter trasversal con el que está concebido. Al respecto, hace hincapié en algunas de las líneas «más potentes» en las que se encuentra trabajando la UBU, como la inteligencia artificial (IA), los macrodatos, la atención sociosanitaria o el análisis biomolecular, a lo que añade la puesta disposición de la Junta de los recursos materiales que dispone el campus.
Líneas de actuación. La misión de instituto pasa por que los resultados de la investigación básica se trasladen a la práctica y se «traduzcan en el tratamiento y la prevención de enfermedades, y en la mejora de la salud y la calidad de vida de la población». En este sentido, el consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez, ya apuntó el pasado junio durante la presentación del centro a algunas líneas de trabajo que se vienen desarrollando en Burgos en hematología, neurología u oncología, a lo que el rector, Manuel Pérez Mateos, agregó otras, además de las ya citadas, como las de fisiología o enfermedades infecciosas, y dependencias que ya están en funcionamiento como el Centro de Patógenos Emergentes y Salud Global creado hace tres años.
Lo que aún se desconoce es cuándo se pondrá en marcha la nueva instalación científica, más allá del primer trimestre de 2025 al que hizo alusión Vázquez en su momento. La Universidad de Burgos tampoco baraja una fecha concreta, teniendo en cuenta que el paso oficial que primero debe de darse es la firma de un convenio de colaboración entre ambas instituciones. Se trata del mismo procedimiento que han seguido los otros tres centros de Castilla y León, comenzando por el de Salamanca, después el de Valladolid y este mismo año el de León.