Músicos, artistas, disruptivos. Van de negro, rompen moldes, suenan duro. Son de Burgos, tienen sueños y este finde se suben a los escenarios. Será en el Zurbarán Rock, el festival local que les abre las puertas de su casa. El ciclo que ha tenido la sensibilidad de anunciarles con grandes estrellas del rock nacional e internacional. Van con todo, es un escaparate perfecto y quieren bolos. Porque quieren crecer, sonar, llegar al público. Tocan para divertirse pero siempre quieren más. Ellos son Perros de Paja, Sexma y Grave Noise.
Estos últimos tocarán el sábado en el escenario Diario de Burgos tras su irrupción en el Candelas Rock, una especie de clasificatorio para el plato fuerte de este fin de semana. Hemos hablado con Iker Sanz, guitarrista y vocalista de esta ilusión de grupo que cumple este año su décimo aniversario y con David Oter, guitarrista en Sexma y cantante en Perros de Paja. Los dos están contando las horas para subirse a las tablas, enchufar guitarras y poner a la gente a bailar. Bailar, botar y estallar, porque al final eso es un concierto de hard rock, dejarse todo en el escenario y conseguir que el público se lo deje todo contigo.
Iker habla de que el mundo de la música está complicado ahora mismo, que tocan tanto como oportunidades les surgen a lo largo del año, este invierno vienen de hacer uno de los conciertos de su vida, reventando la sala Porta Caeli de Valladolid y quieren seguir sumando contratos. David habla del escaparate que supone el festival burgalés, el manjar de oportunidades que pueden brotar de una tarde que llevan tiempo preparando. Sus mejores conciertos los ubican en las fiestas de nuestra ciudad y tienen alguna referencia singular.
Hasta que sacaron su segundo disco, Perros de Paja completaban sus bolos con algunas versiones. Canciones que adaptaban a su estilo pero que sorprenden por su línea. Un artista como Queeen se colaba hasta hace poco en sus canciones. Y Vetusta Morla, con una adaptación de su explosivo y reivindicativo Golpe maestro. Reivindicación es lo que buscan siempre en sus canciones. Dice que para hacer canciones de amor ya están otros, que está demasiado colapsado ese mercado. Ellos prefieren meter en sus composiciones letras que hablen de preocupaciones, de lo que se comenta en la calle, de lo que importa de verdad.
Grave Noise también comenzó apropiándose de versiones de artistas que admiraban. Solo querían pasarlo bien y echarse unas risas. Hasta que empezaron a ser ellos los artistas. Se lanzaron a la aventura creativa y ya han compuesto un EP que sacaron en 2015, un LP en 2018 y un último disco en 2022, con título Roots of Domination, con el que buscan consolidarse en el metal.
Porque al final este estilo no es un guitarreo sin sentido. El ruido se compone de unas notas ordenadas que se escapan en cada estilo. Dentro de este árbol que es el rock, se abren tantos subgéneros como ramas y flores brotan en primavera. Cada uno tiene sus preferencias. Cuando miran el cartel ven todo un crisol de vertientes con las que comulgan y difieren. Pero nuestros dos protagonistas tienen especial debilidad por una banda que les engancha con facilidad.
Hablamos de Angelus Apatrida, albaceteños especializados en el hard metal, probablemente son uno de los mejores grupos españoles ahora mismo dentro del su modalidad. A Iker se le llena el pecho cuando ve el nombre de su banda en el mismo cartel que los manchegos, pero lamenta no coincidir en el mismo día con una de sus referencias. A David también le encantan. Son de esos artistas que siempre apetecen ver. Pero guardarán el cartel y podrán decir que estuvieron ahí. Con ellos. Tan cerca y tan lejos. Ninguno de los dos sueña con imposibles, son más bien realistas. Quieren seguir disfrutando y, como también diría Vetusta Morla, dejarse llevar, que al final, es lo que te deja espacio para poder expresar, divertirse y avanzar.