El alto potencial de los combustibles renovables como complemento o alternativa a la movilidad eléctrica está en el trasfondo del nuevo proyecto industrial que ya se levanta en Villalonquéjar IV. El gestor de aceites vegetales usados Gestta ha comenzado la construcción de la que será su nueva planta de recogida, gestión y valoración de estos residuos, a la que se unirá unas instalaciones pioneras especializadas en la limpieza de camiones de transporte de mercancías alimentarias, químicas y frigoríficos.
La nueva industria, que ocupará tres parcelas de 10.000 metros cuadrados en conjunto, entrará en funcionamiento a lo largo del próximo año. Una primera fase, la del complejo de limpieza de transportes, estará en marcha para abril, mientras que la planta de recogida, tratamiento y valorización de aceites vegetales usados se pondrá en funcionamiento a finales de año.
Gestta nació en la localidad de Yudego en 2011 de la mano de dos emprendedores vinculados la localidad, Rodrigo Gutiérrez y Rubén Palacios. Actualmente, tienen su sede en Villalbilla de Burgos, en donde recogen y tratan una media de 2.000 toneladas de aceite vegetal usado al año procedente de la hostelería (hoteles, bares, restaurantes, colegios, residencias, etc.), la industria alimentaria y el canal doméstico (a través de una red de 700 contenedores naranjas en calles de municipios de la provincia). Sus clientes se reparten por todo el norte de España, incluido Burgos, a los que atienden con rutas propias.
Rodrigo Gutiérrez y Rubén Palacios fundaron Gestta en 2011. - Foto: Alberto RodrigoCombustibles verdes. Toda esta actividad tiene como destino último la fabricación de biodiésel, que se emplea como combustible para motores y vehículos diésel, para sistemas de calefacción, generadores de energía eléctrica, como disolvente industrial, lubricante y combustible para cocinas domésticas.
El futuro pasa por los combustibles renovables, alternativas sostenibles para aviones, barcos y vehículos de combustión elaborados a partir de residuos orgánicos, agrícolas, forestales y también aceites de cocina usados.
Antes de llegar a las petroleras y las gasolineras, sus clientes finales, los aceites usados de cocina pasan por unos procesos de depuración hasta lograr una calidad que permita su destino como biocombustible.
«Hemos ido creciendo en la medida que la normativa, las certificaciones y las inspecciones han obligado al reciclaje de estos aceites y a nuestros clientes a cumplir con un protocolo para su recogida», explica Rodrigo Gutiérrez, quien reconoce que en el ámbito doméstico queda aún mucho por hacer.
Se estima que apenas se recoge un 10% del aceite que se usa en los hogares y que el resto acaba, principalmente, en las depuradoras y en los lodos que generan estos complejos, que también se tratarán en la nueva planta de Gestta en el polígono de Villalonquéjar.
Economía circular. La nueva sede industrial permitirá recoger y valorizar los aceites, como hacen ahora (pero en mayores cantidades y más rápidamente), y también podrán valorizar todos los residuos que quedan en este proceso, principalmente los lodos, de los cuales se extraerán más aceites y grasas con destino a los combustibles renovables.
La planta incorpora el lavado, vaporizado y triturado de los plásticos en los que se transporta el aceite doméstico. Asimismo, las aguas sucias de todos estos procesos se tratarán en una depuradora propia para minimizar al máximo el vertido a la red municipal.
En la misma parcela y dentro del mismo proyecto, Gestta creará un centro de lavado de transportes industriales, un servicio pionero en Burgos y que se enfoca a todo el tráfico de mercancías alimentarias y químicas que circula por las autovías que circunvalan la ciudad.
Constará de seis calles y en las mismas se realizarán vaporizados y lavados de cisternas, un proceso obligatorio en estos transporte cada nueva carga que hacen. Asimismo, habrá un centro de lavado específico para camiones frigoríficos.
El complejo de Villalonquéjar prevé en torno a 8-10 puestos de trabajo, que se sumarán a los 11 directos que tiene Gestta.
La empresa ha adquirido tres parcelas por las que ha abonado 546.000 euros más IVA. El consorcio del polígono estimó en su momento una inversión total de 4,5 millones en este proyecto industrial, cifra que sus impulsores aseguran que están estudiando con diferentes ingenierías para ajustar al máximo los costes.