Para que nunca se olvide

G. ARCE / Burgos
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Los que vivieron la catástrofe de Campofrío en Burgos recuerdan aquel episodio como algo increíble, casi irreal. La reconstrucción de la fábrica de La Bureba en apenas dos años fue un desafío extraordinario y una gran labor solidaria y en equipo

Momentos de desolación en la mañana de domingo en la que se desató el incendio en Campofrío. - Foto: Alberto Rodrigo

Campofrío es su vida, es su familia, son sus ilusiones, es Burgos y es su trabajo. Aquel fatídico domingo, 16 de noviembre de 2014, forma parte de ellos y es ellos. Los recuerdos están tan frescos y son tan descarnados, tan tremendos, que la emoción aflora si se reviven. Emocionados están por lo que sufrieron y también por lo que reconstruyeron en una historia de superación personal y colectiva extraordinaria.

Hilario Sancho | Presidente del comité de empresa

"Estaremos eternamente agradecidos a Burgos por este esfuerzo conjunto"

La primera impresión de Hilario Sancho ante el incendio que asolaba su fábrica fue de incredulidad. No fue el único. "Así empezó, una mañana de domingo. Una pesadilla. La peor película de mi vida", dice el que fue la voz y el rostro de los cientos de trabajadores afectados y que hoy sigue siendo presidente del comité de empresa de la industria cárnica.

Horas después de desatarse el siniestro, por la tarde, cuando ya eran todos conscientes del desastre absoluto, la empresa, liderada por aquel entonces por Pedro Ballvé, se comprometió ante la plantilla a construir una nueva factoría exactamente en el mismo lugar donde humeaban los escombros. "A partir de aquí, las cosas fueron más fáciles...".

El incendio desarboló a unos trabajadores que, en muchos casos, llevaban "toda una vida en Campofrío y que no sabían hacer otra cosa. Esta empresa era nuestra manera de vivir y de trabajar y, de repente, nos quedamos sin nada...".

Sancho está convencido de que, ante tal catástrofe, lo mejor de todo fue "la unión entre todos, que es lo que permitió que la nueva fábrica fuese una realidad". "El esfuerzo conjunto que hicimos fue grandísimo y, visto con la perspectiva de los años, permitirá que muchos burgaleses tengan trabajo durante muchas décadas. Campofrío tiene que ser más grande y más potente".

Agradece la labor del Ayuntamiento y sus diferentes equipos de gobierno, de la prensa y, sobre todo, de la ciudadanía. "Todo el mundo se volcó con nosotros y estaremos eternamente agradecidos a la ciudad por este esfuerzo conjunto".

Luis Pérez Montero | Exdirector industrial

"Me siento muy orgulloso de todo lo vivido tras el incendio"

El ya exdirector industrial de 'Las Burebas', la desaparecida bajo las llamas y la nueva, recuerda como si fuese ayer la llamada del guarda de la fábrica a las 6,30 de la mañana de aquel domingo. "Le hice dos preguntas: ¿Has dado la alarma y ha salido el personal? ¿Has llamado a los bomberos? A las dos me contestó que sí". Así empezó "el desastre...".

"Desde el primer momento hubo un liderazgo muy potente en la compañía y una apuesta decidida por su futuro. Pronto se pusieron las bases para reconstruir la fábrica y para dar continuidad al negocio, algo que también fue clave. En lugar de estar preocupados, estuvimos ocupados y eso nos ayudó a sobrellevar la situación".

Recuerda, "muy agradecido", la labor de los bomberos, dirigidos por Julio Estébanez, "que fue ejemplar". "El apoyo de las instituciones, de los trabajadores y de la dirección fue espectacular y eso permitió que hoy podamos disfrutar de esta planta".

"La reconstrucción era un reto muy difícil, pero imprescindible. Todos nos pusimos a trabajar para que a los dos años estuviéramos en activo en una nueva fábrica. Gracias al trabajo de todos se puso en marcha. He podido conocer la enorme fuerza del equipo, de todos, en los peores momentos".

La nueva Bureba, asegura, es una fábrica más automatizada, más eficiente y con más calidad en sus productos. "Hoy, ya jubilado, me siento muy orgulloso de todo lo vivido. Afortunadamente, sin pérdida de vidas y sin la pérdida de trabajo, de imagen y de mercado. Todos los departamentos dieron el máximo desde el primer momento".

Emi y Nieves Moral | Jubiladas

"El reencuentro en la nueva fábrica fue algo maravilloso"

Dos hermanas unidas por el trabajo y también por la tragedia, un caso relativamente habitual en una empresa familiar nacida en Burgos en 1952. Emi trabajaba en Embutidos y Nieves en Marketing. "Vi humo y, tan convencida estaba de que Campofrío era imposible que se quemase, que me fui dando un paseo con el perro hasta la fábrica para cerciorarme... ¡Qué desastre! Le mandé a mi hermana una foto con un bombero situado justo en el techo de lo que quedaba de mi sección...".

Emi y Nieves aún se emocionan con aquellos recuerdos. "Le dije a mi hermana 'tú estás tonta, ¿cómo se va a quemar la fábrica...?", recuerda Nieves, que entró en shock cuando se hizo cargo de lo que realmente ocurría. "Fue un impacto tremendo para las familias..., algo inimaginable".

Emi trabajó 97 días en la nueva fábrica como prejubilada. "Vi el resurgir y fue una gran satisfacción el reencuentro con todos". Su hermana, Nieves, sufrió "mucho" en el ERTE y en 2016 se incorporó al equipo del Laboratorio Sensorial. "Volví a una empresa nueva y a un trabajo de nueva creación. Fue aprender todo y sentirme querida por un nuevo equipo muy joven...".

Ángel Antón | Padre e hijo. Jubilado y en activo

"Hubo muchas familias de trabajadores afectadas por el fuego"

Padre e hijo, que comparten nombre, trabajaban en cocidos cuando la mañana de aquel fatídico domingo les dijeron que la fábrica había desaparecido "totalmente" (una cuñada y un tío también trabajaban en la misma planta). Ángel hijo apenas sumaba 2 años en plantilla y entraba en el turno de mañana del lunes, un turno que nunca existió.

El siniestro obligó a su padre a desplazarse a la zona de Barcelona para implantar la fabricación de los productos de Campofrío en Cataluña. "Íbamos los lunes y volvíamos los viernes por la tarde, dormíamos en hoteles e íbamos cambiando de planta cada cierto tiempo".

Al mes del incendio, Ángel hijo se fue voluntariamente a la fábrica de Torrent, en Valencia, donde trabajó durante 6 meses. "Recordamos mucho el apoyo que recibimos de la ciudad. Nos sentimos muy arropados".

La vuelta a la nueva Bureba no fue fácil, especialmente para los más veteranos. La automatización de procesos cambió casi por completo su trabajo. "Estuve 3 años en esta fábrica, inaugurando línea tras línea y recuperando la producción de los productos que habíamos llevado a otras fábricas".

Fernando Plaza | Operario

"Aprendimos una lección: Con ilusión y ganas se sale del agujero"

Seis meses antes del incendio, Fernando firmaba el contrato indefinido en Campofrío. El 16 de noviembre pensaba que "me quedaba en la calle". "Parecía imposible. Fue muy triste y lloramos mucho, pero pronto recuperamos la ilusión con los mensajes de que nos trasladaron de que la fábrica se iba a construir de nuevo". Las promesas se hicieron realidad "y el día que se puso la primera piedra fue una fiesta". Este operario pasó buena parte del ERTE en Campofrío Frescos y fue uno de los primeros en entrar en la nueva Bureba. "Fue difícil volver a empezar, pero lo hicimos con ilusión. Es una fábrica más automatizada y lo que antes hacíamos en un día, ahora se hace en un turno".

Lorena Rojo | Secretaria de dirección

"La desgracia me trajo un cambio profesional a mejor"

Lorena Rojo trabajaba en producción cuando conoció que su empresa era pasto de las llamas. Era muy joven y, en su caso, sorteó el ERTE trabajando en la fábrica soriana de Ólvega. "Estuve siete meses, yendo y viniendo en autobús. Trabajaba siempre de tarde. Ólvega está cerca, pero siempre te tienes que separar de la familia".

Antes de que la nueva Bureba fuese una realidad, a Lorena le hicieron una entrevista laboral y le ofrecieron un puesto en la secretaría de dirección de la fábrica que se acoplaba mejor a su cualificación profesional. "La desgracia, quién lo iba a decir, también me trajo un cambio profesional por el que hoy estoy muy satisfecha".

Sandra de la Cruz | Operaria

"Me casé confiando en que tendríamos nueva fábrica"

Sandra trabajaba en 2014 y trabaja hoy en embutición de curados, esa es su sección. "Cuando se quemó Campofrío estaba planeando mi boda y viendo la llamas que se lo comían todo me pregunté qué iba a ser de mi vida. En mi caso, el compromiso de reconstruir la fábrica me animó a seguir con los planes de boda. En aquel entonces, tuve mucho miedo de que todos los planes, los míos y los de Campofrío, se fuesen al traste".

Sandra se casó finalmente en agosto de 2015, como tenía previsto. Pasó seis meses trabajando en la planta de Ólvega antes de pasar por el altar. Hoy es una orgullosa trabajadora de la nueva fábrica de Campofrío y es madre de dos hijos.

Silvano Bartolomé | Jubilado

"Quise volver a la nueva fábrica antes de jubilarme"

Silvano trabaja como supervisor en inyección cuando se desató el incendio. Le tocaba trabajar la noche del sábado, pero, casualidades de la vida, cogió vacaciones. "Fue tremendo. Muchísima incertidumbre". Fue uno de los 774 trabajadores acogidos al ERTE durante dos años y solo estuvo trabajando ocho meses en la nueva fábrica hasta que se prejubiló a los 61 años. "Me dolió más por mis dos hijos, que también trabajan aquí. Vivimos unos años muy difíciles en casa. Quise volver a la nueva fábrica para conocerla, porque me podía haber jubilado. Felizmente, hoy trabajan aquí mis hijos y Campofrío sigue adelante en Burgos. Mi mejor recuerdo de todo esto fue el apoyo de la ciudad".