Hay veces en las que la formación policial y el protocolo no son suficientes. Los funcionarios del cuerpo municipal se enfrentan cada año a decenas de actuaciones en las que juegan un papel fundamental la determinación y la intuición. Sobre todo cuando hay vidas en juego. Sacar de una vivienda inundada de humo a una mujer con movilidad reducida o reanimar a un hombre que había sufrido una intoxicación y estaba en parada, son dos de ellas. Por eso fueron dos de las intervenciones de este año que la Junta de Castilla y León quiso poner en valor durante la última gala de entrega de medallas al mérito. También lo fue la labor de un agente, que excede de sus funciones principales, para mejorar la coordinación entre las diferentes organizaciones policiales de la Comunidad.
Pero vayamos al principio. Al 12 de enero de 2024, cuando a primera hora de la mañana se declaró un incendio en una vivienda de la calle Calleja y Zurita, en la zona sur de la ciudad. Vanesa Álvarez, Francisco Javier Peña, José Luis Tamayo y Javier Zaldo acudieron al lugar para realizar labores de soporte para facilitar la intervención de los Bomberos. En un momento dado, uno de los familiares de la mujer que residía en la vivienda ubicada justo debajo de la que estaba siendo pasto de las llamas les dijo que era una persona mayor y que seguramente podría estar en peligro.
La situación era caótica. Los Bomberos estaban de camino, pero no había tiempo que perder. Los cuatro agentes se coordinaron para acceder al portal y vieron cómo de los huecos de la puerta de uno de los pisos salía una gran cantidad de humo. Ante la certeza de que había llegado también al de abajo, y con la ayuda de un vecino que les proporcionó las llaves, Vanesa accedió y encontró a la mujer tendida en el suelo, semiinconsciente y a pocos metros del andador. De inmediato, la sacaron de allí y lograron salvarla la vida. La Junta de Castilla y León les concedió hace una semana la medalla de oro al mérito por esta «resolutiva» intervención.
«Son momentos en los que no puedes pensártelo mucho porque está en juego la vida de una persona. No piensas en otra cosa que no sea sacarla de allí cuanto antes», comentan estos cuatro valientes agentes, quienes tampoco ocultan el orgullo de haber logrado que su actuación terminara con relativo éxito. Y es que, lamentablemente, en aquel incendio falleció una persona en el piso más afectado.
Hay muchas intervenciones en las que los policías locales hacen lo imposible para salvar vidas. A veces (muchas), reconocen, las intervenciones no acaban con final feliz. Por eso no hay nada comparado con la satisfacción que sienten al enterarse de que una persona atendida por ellos ha salido adelante. Así lo aseguran Manuel Yusta, Javier Ruiz, Daniel Vila y Jaime Argüeso, que el pasado 12 de junio hicieron todo lo que estuvo en su mano para reanimar a un hombre que había sufrido un desmayo y posterior parada cardiorrespiratoria en la calle Dámaso Alonso, junto al párking disuasorio de Gamonal.
El afectado llegaba de trabajar y estacionó justo en frente de su casa. Su hijo y su mujer, desde su ventana, vieron que no salía del vehículo y pensaron que podía estar sufriendo alguna disposición. El aviso llegó a dos patrullas de la Policía Local, que de inmediato llegaron e intentaron la reanimación cardiopulmonar sin éxito. «Utilizamos también el desfibrilador, pero el aparato nos decía que siguiéramos de manera manual», recuerdan. Contaron entonces con la inestimable ayuda de una vecina enfermera que bajó con lo puesto para tratar de recuperar el pulso del hombre.
Otros dos de los agentes vieron que por la avenida Castilla y León circulaba una ambulancia que se dirigía hasta el hospital. La detuvieron de inmediato, y con las herramientas del soporte vital básico (una cánula de Guedel y una botella de oxígeno), consiguieron mantenerle con vida hasta la llegada de los servicios sanitarios.
«No pensábamos que iba a salir adelante. Nos fuimos a casa tristes. Por eso, cuando nos dijeron que había sobrevivido y que todo se había debido a una intoxicación previa en su lugar de trabajo, nos alegramos mucho. No hay medalla que iguale la satisfacción que nos produjo enterarnos de tan buena noticia», aseguran estos cuatro protagonistas, que se fueron condecorados con el distintivo de plata.
Mismo galardón que recibió Pablo Ibáñez, en su caso, por la intensa labor realizada, muchas veces fuera de su horario laboral, para que actos institucionales y solidarios promovidos por los cuerpos policiales de Castilla y León sean siempre un éxito. Fue la propia Agencia de Protección Civil quien solicitó esta medalla para este agente tras la colaboración prestada en los congresos autonómicos, en la carrera 'Una milla por la ELA', con una recaudación de 2.800 euros y una participación de 700 atletas, o su contribución a la visibilidad del trabajo de los cuerpos municipales.