Burgos necesitará 36.000 extranjeros para mantener población

D. ALMENDRES / Burgos
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El estudio del INE 2024-2039 profundiza en el descenso de la natalidad, sostenida por los migrantes. Agentes sociales y expertos reclaman incentivos sólidos para locales y foráneos

Los estudios del INE destacan el descenso de la natalidad. - Foto: Valdivielso

El problema demográfico no es una cuestión que surja de la noche a la mañana ni se explica con una frase. Es la consecuencia de una serie de factores socioeconómicos y de una evolución generacional que deja a Burgos en una situación compleja.

Cada vez nacen menos niños y esa pertinaz bajada de la natalidad se mantendrá en el futuro. Además, las tasas de envejecimiento se disparan. Ello acelera el descenso de la curva de población y la socióloga de la UBU Mónica Ibáñez añade otro factor a tener en cuenta, «la marcha de los jóvenes cualificados de Burgos a otras provincias».

Agentes sociales, económicos y expertos coinciden en la importancia de impulsar políticas de incentivos, tanto para los ciudadanos locales como para los extranjeros. Mientras, el impacto de la migración procedente de más de 90 países ya ha permitido revertir la sangría poblacional en Burgos, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística. Un efecto que marca el inicio de una evolución que toma como referencia la proyección del mismo organismo entre 2024 y 2039.

Si bien no se tratan de datos irrefutables a 15 años vista, las tablas elaboradas por el INE sí profundizan en una evolución hoy imparable. Según las cifras oficiales, la provincia habrá alcanzado los 359.286 habitantes en este 2024, un dato alejado de los 375.657 ciudadanos registrados en 2011 y superior a las 355.045 residentes de 2022.

El saldo demográfico sigue siendo negativo y las conclusiones esperanzadoras de la proyección elaborada del Instituto Nacional se fundamentan de forma exclusiva en una importante llegada de extranjeros. Hasta 36.000 personas procedentes de otros lugares del mundo se asentarán en la provincia hasta 2039, un número que prácticamente doblaría el censo.

Las 46.868 personas extranjeras que viven hoy en Burgos suponen el 13% del total.De cumplirse el análisis del órgano estatal, los 83.026 ciudadanos de otros países que se proyectan en 2039 supondrían el 22,5% de los 367.847 habitantes que tendría el territorio dentro de 15 años.

Con ello se ganarían 8.000 personas, aunque para entonces la curva demográfica volverá a tener una tendencia descendente. De los 312.418 residentes de origen español se pasaría a los 284.821 en una caída progresiva de la natalidad. No en vano, según la proyección del INE se habrá 27.597 habitantes españoles menos al final de la próxima década.

La cuestión de cómo frenar las consecuencias de este descenso demográfico lleva sobre la mesa mucho tiempo y cada día que pasa se hace más urgente actuar. «Se habla mucho, pero se dan pocos pasos», advierte Antonio Méndez Pozo. El presidente de la Cámara de Comercio subraya que este es «un asunto grave» cuya solución pasa por desarrollar «buenas políticas consensuadas de familia y de integración».

El representante empresarial destaca que las administraciones deben tomarse «en serio» esta cuestión «y profundizar en ello» para fomentar la natalidad. Además, Méndez Pozo recuerda que la sociedad actual «necesita la llegada de extranjeros» para mitigar este efecto negativo. Además, desde un punto de vista empresarial «hace falta mano de obra y atraer talento». Por ello aboga por desarrollar«políticas de integración de la inmigración», las cuales «deben ser dinámicas» para que sean eficientes.

Los agentes sociales coinciden en esta visión y destacan la importancia de contar con un plan estratégico.  «Tiene que ser un plan de largo alcance», matiza el secretario general de UGT, Pablo Dionisio Fraile, quien destaca la importancia de «priorizar» las acciones. «Las necesidades están detectadas, pero hay que trabajar mucho», advierte.

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