Bruno Savignani tiene hambre. Mucha hambre. El técnico del Silbö San Pablo Burgos, de solo 42 años, asumió el pasado verano el reto de hacerse cargo del banquillo azulón con la presión que ello supone. Hay que subir y lo sabe. No le importa. Lo lleva bien. Le gusta. El brasileño, que ha vivido muchas experiencias a lo largo de su carrera como jugador y como entrenador, se siente preparado para este desafío y cree que sus jugadores lo están también.
Seis victorias en seis jornadas y con varios partidos ante rivales directos, ¿se esperaba un inicio de temporada tan positivo?
Sería mentira si digo que me esperaba ganar todo, pero sí me esperaba trabajar bien, tener las cosas claras e implantar mi estilo, mi mentalidad, mi manera de ver el baloncesto, de leer la liga... Yo quería que los jugadores estuvieran a gusto lo antes posible y que confiaran en las cosas que hacemos. Consecuencia de eso, llegan los resultados, pero también te digo que no hemos hecho nada. Tenemos que mejorar y ser más consistentes en muchas cosas.
De momento, el equipo va en la dirección que usted quiere y sigue su filosofía...
Sí, sí. Creo que tenemos muy buena conexión entre los jugadores y el cuerpo de técnico. Tenemos una buena dinámica de trabajo, una buena química y creo que eso es fundamental no solo para ese inicio de liga exigente, sino para navegar en los momentos difíciles que vendrán. Esa mentalidad, confianza y conexión nos van a ayudar.
Bruno Savignani, entrenador del San Pablo. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso¿Qué es lo que más le preocupa que pueda entrometerse en el objetivo?
Mantener la consistencia en la que trabajamos, entrenamos, afrontamos cada oponente... Mantener eso en el día a día va a ser la dificultad más grande, pero mi trabajo no es prepararles solo táctica y técnicamente para los partidos, sino también mentalmente. Hasta el momento, no me puedo quejar y creo que los chicos lo están haciendo muy bien. Hay que crear esa consistencia y lo digo no solo por experiencias personales; si estudias y lees, ves que las personas que han conseguido grandes retos hablan todos de lo mismo: consistencia, trabajo y día a día.
Soy un tipo exigente con mis jugadores y conmigo mismo, incluso a veces paso un poco la línea por el hambre de ganar»
¿Se refiere a conservar esa hambre y evitar la relajación en partidos ante rivales que a priori no son de los favoritos?
Sí, también. El ser humano es así. Conseguimos un gran objetivo a corto plazo y la tendencia natural es relajarse, por eso me preocupo mucho de esa consistencia mental. La liga lo mismo que te puede poner en una buena situación, te puede poner en una mala. Hay que estar preparado sin importar quién viene.
Ha entrenado en equipos míticos en Brasil, pero en Europa este es un gran desafío como primer entrenador, ¿diría que es el reto más importante de su carrera?
Yo digo siempre que lo más importante es lo que estás viviendo ahora. Ahora este es el reto más importante, sin duda, y voy a tope a por él.
En su reciente etapa en el Real Betis tenía muchas cosas de las que preocuparse, pero no estaba obligado a subir sí o sí, ¿cómo lleva esa presión este año?
A mí gusta. Desde la primera vez que hablé con Félix (Sancho) y Albano (Martínez), ya sabía la presión que tenía aquí y eso es mi motivación de todos los días, si te digo la verdad. El objetivo es seguir trabajando acorde al tamaño del reto y estoy contento de tener esta oportunidad. Tenemos la ambición de conseguir cosas grandes y me lo paso bien.
A los jugadores, ¿les pueden pesar unas expectativas tan altas?
Los que ya han estado aquí han aprendido y, en cuanto a los demás, intentamos encontrar gente con unas características que pudiera hacer que nosotros fuéramos más sólidos y sintiésemos menos esa presión. Tenemos un grupo de jugadores con la capacidad de manejar eso, un grupo muy equilibrado en ese sentido.
El baloncesto hoy en día va por ahí, por intentar jugar dinámico, menos previsible, y eso pasa por tener más manejadores dentro de la cancha»
¿Hasta qué punto ha influido en la configuración de la plantilla?
Algunos jugadores tenían contrato y otros estaban pactados o en negociaciones avanzadas, pero siempre con muy buen criterio porque Burgos siempre ha fichado jugadores de calidad. Luego, he trabajado mucho con Albano, mi asistente y he hablado con mucha gente. Ha sido un verano entretenido.
¿Le ha sorprendido alguno en especial que tuviera menos controlado?
(Piensa) Honestamente, no. Tengo muchos contactos en el mundo del baloncesto y se pregunta mucho sobre los jugadores. Estoy contento con el buen trabajo que se ha hecho y ahora hay que seguir poniendo el granito de arena semana tras semana.
Dice que habla con gente del mundo del baloncesto a la hora de fichar, imagino que sobre aspectos más allá de lo que se ve en la pista...
Sí, claro. Miras características de juego, lo que necesita tu equipo y cómo encajar las piezas para tener una plantilla completa. Pero antes incluso de eso, intento charlar con un entrenador que haya tenido, un compañero de vestuario... esas conexiones son muy importantes y al final tienen mucho peso en el fichaje.
En verano, se habló mucho de la acumulación de exteriores, pero usted tenía muy claro que quería manejadores de balón en pista, ¿no?
A veces, la afición está un poco ansiosa o piensa de otra manera y yo lo respeto. Cada uno ve el baloncesto de una forma y hay muchas. Yo tenía claro que debíamos tener más manejadores; el baloncesto hoy en día va por ahí, por intentar jugar dinámico, menos previsible, y eso pasa por tener más manejadores dentro de la cancha.
No es fácil gestionar los minutos de Corbalán, Lapornik y Cremo, pero soy afortunado. Entre ellos generan competencia y lo entienden»
¿Es muy difícil gestionar los minutos de tres jugadores del talento de Gonzalo Corbalán, Miha Lapornik y Joe Cremo?
(Sonríe) No es fácil, pero soy afortunado. En esta situación, es mejor tener que no que te falten. Entre ellos generan competencia porque son tres jugadores de una calidad increíble y que tienen la mentalidad correcta para competir y sacar sus minutos. Al final, eso es lo más importante, que ellos entienden eso y va a hacer bien al equipo.
¿Cree que va a acabar la liga con este plantel si no hay lesiones graves?
¡Ojalá que no haya lesiones! Tenemos un cuerpo técnico que hace muy buen trabajo para minimizar el riesgo de lesión. Espero terminar la temporada con este mismo grupo. Trabajamos muy bien y nos encontramos muy bien dentro y fuera de pista.
En todos los deportes de equipo se habla de la importancia de ser una piña también fuera del campo, ¿tan determinante es?
No creo que sea lo más determinante, pero es importante porque al final pasamos muchísimo tiempo juntos, hay muchos jugadores lejos de sus familias y esto pasa a ser casi una segunda familia. Luego, en los momentos de dificultad, todo eso va sumando y te hace más fuerte.
Ya para acabar, Félix Sancho, su presidente, señaló hace unos días que era un técnico que hablaba mucho con sus jugadores, ¿cómo se define usted?
Yo soy un entrenador duro en los entrenamientos y en los partidos. Soy un tipo exigente, incluso a veces paso un poco la línea porque tengo hambre de ganar y conseguir retos. Soy exigente con ellos y conmigo mismo. Sin embargo, al mismo tiempo tengo claro -al haber sido jugador- que hay un lado de persona, de sentimiento, de emociones... Como entrenador, tengo que darles la confianza de que, cuando estoy siendo duro con ellos en la pista, es porque quiero que mejoren. Al mismo tiempo, ellos saben que tienen una persona que no solo mira por el jugador, sino que hay otras cosas de la vida por detrás, problemas familiares o personales y todos los tenemos. Que sepan que pueden contar conmigo no solo en lo deportivo, sino en las cosas que pasan fuera y que al final influyen en el rendimiento.