Un sistema de ahorro y gestión de residuos para la industria

B.G.R.
-

El Estado financia con un millón de euros la propuesta para mejorar la eficiencia de la taladrina presentada por la UBU, Hypatia, Mecanizados Especiales y el Centro Tecnológico de Miranda

Hypatia, empresa del Grupo Correa, forma parte del proyecto. - Foto: Alberto Rodrigo

En su carrera por conseguir fondos europeos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, la Universidad de Burgos ha obtenido un nuevo éxito dentro de la línea de ayudas dirigidas a proyectos de colaboración público-privada que concede el Ministerio de Ciencia e Innovación. La cuantía concedida asciende a cerca de 1 millón de euros, de los que la institución académica recibirá 200.000 y el resto se repartirán entre los otros cuatro socios, tres de los cuales son también burgaleses con presencia de la empresa Hypatia, del Grupo Nicolás Correa, Talleres Mecanizados Especiales y el Centro Tecnológico de Miranda.

La coordinación científica corre a cargo del área de Lenguaje y Sistemas Informáticos del departamento de Ingeniería Civil de la Escuela Politécnica del Vena. El profesor Álvaro Herrero está al frente del grupo de investigación de Inteligencia Computacional, cuyo fin pasa por aplicar esta disciplina en la búsqueda de soluciones a distintas problemáticas en ámbitos tan diversos como la ciberseguridad, la gestión del conocimiento en organizaciones o el análisis químico de materiales. En esta ocasión, el sector objeto de atención son las firmas industriales del mecanizado. 

«Dentro de esta actividad se encuentra la denominada máquina-herramienta, que incluye, por ejemplo, fresadoras y tornos», explica Herrero, detallando en este sentido que en sus procesos de producción «utilizan cabezales metálicos sobre materiales metálicos, lo que genera tensiones y temperaturas muy elevadas que requieren de una lubricación para que el acabado de la pieza sea de la mejor calidad posible». Es aquí donde entra en juego la taladrina, un lubricante industrial de composición sencilla (agua y aceite) pero imprescindible. Y es esa simplicidad en la que radican la mayor parte de los problemas que presenta, tanto por sus «propios cambios químicos» como por estar expuesto a «una fuente inagotable de microorganismos».

Cuando esa solución se contamina por cualquier de esas causas u otras ya no cumple su función y  las empresas tienen que proceder al vaciado de los tanques en los que se acumulan miles de litros, lo que se traduce en un importante coste económico para las industrias, además de una complicada gestión de este residuo no convencional. Por todo ello, el objetivo del proyecto no es otro que buscar una solución para aumentar la perdurabilidad de este lubricante de tal forma que suponga un ahorro económico para las compañías y un aporte a la sostenibilidad medioambiental. 

Es aquí donde entra en juego la labor investigadora del grupo de la Escuela Politécnica del Vena. Partiendo de un proyecto previo en este campo que se quedó a las puertas de conseguir fondos para su desarrollo, los expertos en inteligencia artificial «monitorizarán» el estado de la taladrina para aumentar su perdurabilidad anticipándose a los problemas que ya se están produciendo. «Es lo que también se llama mantenimiento preventivo», señala Herrero, al tiempo que explica que para alcanzar ese objetivo se colocarán sensores en distintas partes de la maquinaria o los depósitos con el fin de obtener datos «constantes y de calidad» sobre su estado que lleven a detectar las posibles anomalías de forma automatizada. La información obtenida se trasladará a una plataforma Big Data que alertará al responsable de mantenimiento de la fábrica del posible peligro existente para que realice la actuación recomendada.

Herrero subraya que en este proyecto se encuentra representada toda la cadena de valor. En este sentido, hace referencia a la empresa Enriel, distribuidora y abastecedora del lubricante; Hypatia GNC Accesorios, perteneciente al Grupo Nicolás Correa, que provee de la maquinaria, y el cliente final, que es Mecanizados Especiales, donde se realizará la experimentación in situ dado que la pretensión final pasa por conseguir que la solución alcanzada llegue al mercado porque es lo que «más interesa» a las empresas. «Se pasará del 'laboratorio' a un entorno real, que es a veces lo que resulta más complicado conseguir en el ámbito de la investigación», concluye. El trabajo arrancó el pasado mes de noviembre y se prolongará hasta 2024.