Las notas más brillantes de la EBAU se estabilizan

B.G.R. / Burgos
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Baja por segundo curso consecutivo el porcentaje de alumnos que saca más de un 8,5, aunque lo logra uno de cada cuatro presentados. En 2021 se alcanzó el máximo con un 37,%, frente al 14,5% de 2018

La prueba ordinaria de la antigua Selectividad se desarrolló en el campus la primera semana de junio. - Foto: Alberto Rodrigo

La mejora de las calificaciones de los alumnos que se presentan a la  temida Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU) viene siendo una tónica constante en los últimos cursos. Esta tendencia en ascenso se deja notar no solo en la nota media que consiguen en la fase general (obligatoria), que se ha incrementado en un punto en la última década hasta el 7,4 de un total de 10, sino también en los resultados que se sitúan por encima de ese notable y en el número de aprobados.

Las cifras que maneja la UBU, coordinadora de la prueba, así lo demuestran, aunque también ponen de manifiesto una estabilización de los resultados más brillantes. En la pasada convocatoria ordinaria, celebrada la primera semana de junio, el porcentaje de estudiantes que obtuvo más de un 8,5 se situó en el 22,5%, frente al 24,7% del año anterior. Es decir, casi uno de cada cuatro consiguió superar los exámenes de forma brillante, proporción que contrasta de forma llamativa con el 14,5% de  2018. Es, precisamente, desde último ejercicio cuando se percibe una evolución al alza más significativa. En cuatro puntos se incrementó en la siguiente anualidad (2019) hasta el 18,3%, si bien fue en 2020 cuando se produjo un importante salto al alcanzar el 28% de los examinados entre un 8 y un 10.

Bien es cierto que en ese ascenso puede tener algo que ver el intervalo de calificaciones analizado UBU, en este último caso a partir del 8 y no del 8,5, aunque el principal motivo radica en las propias características de la prueba, cuya estructura se modificó con la llegada de la pandemia y la intención de no penalizar a los alumnos de segundo de Bachillerato que habían asistido a clases telemáticas la mayor parte del curso. Fue entonces cuando la Consejería de Educación decidió ofrecer más oportunidades a los jóvenes en la prueba, dejando atrás el formato de dos bloques cerrados de preguntas, a elegir exclusivamente uno de ellos, y pasar a un sistema abierto de preguntas  por materia entre los bloques.

Con esta alternativa, que se ha mantenido en el tiempo, se incrementan las posibilidades que tiene un alumno de responder a aquello que se ha estudiado y, por tanto, de ver mejorados sus resultados. Tal es así, que en el curso 2021 los estudiantes con calificaciones por encima de la media representaron el 37%, de los cuales un 22,5 obtuvo entre un 8 y un 9 y un 14,62 consiguió el sobresaliente. Algo parecido ocurrió en curso siguiente, cuando este colectivo supuso el 36,5% del total de presentados, porcentaje que, sin embargo, experimento un importante descenso en el curso siguiente. Así, el año pasado se quedó en el 24,47% y este ha vuelto a bajar hasta el 22,5%, lo que evidencia una cierta estabilización y 'normalidad' entre la rigidez previa a 2020 y una posible excesiva flexibilidad posterior.

Unificar criterios. A la hora de analizar esta evolución en las notas, la vicerrectora de Estudiantes, Verónica Calderón, atribuye directamente su ascenso al cambio de modelo de la prueba, así como al hecho de que estas «son cada vez más uniformes» entre las Comunidades. «Intentamos unificar criterios de evaluación, tipos de exámenes o contenidos a evaluar», explica no sin hacer referencia a que hace unos años existía una mayor «desajuste» entre regiones, mientras que ahora «los alumnos compiten con más igualdad de oportunidades y, por ello, «se equiparán más las calificaciones».

Calderón descarta que se haya producido una rebaja del nivel de exigencia y alude a una «facilidad  a la hora de elegir las preguntas que hace que puedan descartan las que desconocen», poniendo en valor tanto el porcentaje de notas brillantes como las medias y el número de aprobados (98% este año frente al 95% en 2018). «Tener una sociedad formada es muy positivo  con independencia de la profesión a la que se dediquen», concluye.