¿A quién no le ha saltado en su móvil o su ordenador uno de esos anuncios que prometen pingües beneficios solo con invertir 250 euros en bitcoins? A la mayoría de los burgaleses enganchados a las nuevas tecnologías, pero la advertencia de la Policía Nacional es la de desconfiar de todos estos reclamos, que «no son más que intentos de estafa» en busca de incautos y ciudadanos demasiado confiados. Cualquier persona siempre ha de tener en mente la vieja máxima de que «nadie da duros a cuatro pesetas», señala el inspector Antonio Salguero, jefe del Grupo de Delitos Tecnológicos de la Comisaría de Burgos, quien invita a desconfiar de cualquier oferta que promete una «elevada rentabilidad a cambio de muy poco». Y es lo que ocurre con el timo de las criptomonedas, que «con la moda de invertir en bitcoins» se están disparando.
En todo caso, Salguero empieza por aclarar que «una cosa es invertir en bitcoins» a través de los canales oficiales y sabiendo que constituye un riesgo debido a la volatilidad de su valor, y otra diferente son «las estafas puras y duras» que los delincuentes especializados cometen al abrigo de esta práctica financiera tan en boga.
El policía explica que el sistema que utilizan estos delincuentes para estafar a sus víctimas es similar al que emplean en otros timos tecnológicos. El primer paso es enviar un reclamo a la posible víctima a través de un anuncio engañoso que llega por correo electrónico o sms, pero en ocasiones van más allá y realizan una llamada telefónica desde una especie de ‘call center’ desde el cual un supuesto vendedor despliega todas sus artes de comercial -con un guion que leen- para convencer a su interlocutor de los beneficios del producto que le proponen. En principio, la cantidad de dinero que reclaman para la primera inversión no suele ser muy alta, de entre 200 o 300 euros, un importe que prometen multiplicar por cinco, por diez o por veinte en poco tiempo.
Quienes aceptan esas ofertas reciben un mensaje con la forma de hacer el pago, que generalmente coincide con alguno de los sistemas que se utilizan para invertir en criptomonedas, pero lógicamente las cuentas asociadas a los mismos son controladas por los estafadores, que se quedan con el dinero, no lo invierten, ni mucho menos.
La dificultad para perseguir a estos delincuentes es máxima, ya que su centro de operaciones suele estar en países como Rusia, Vietnam, etc, donde las órdenes europeas e internacionales que envían la Policía o los jueces es difícil que den resultados con agilidad.
Las cantidades estafadas a partir de este mecanismo no suelen ser elevadas, pero Salguero sí conoce algún caso de víctimas a quienes les han sacado más de 50.000 euros.