Era el día señalado y parecía la oportunidad idónea para que el Burgos diera un paso hacia adelante en su lucha por el play off. Jugaba en casa, donde nunca había perdido, al abrigo de una afición que rezumaba ilusión y ante un rival que llegaba tocado y en una dinámica más que negativa.
Sin embargo nada salió según lo esperado y la primera derrota en El Plantío llegó. El equipo falló en el peor momento, cuando más cerca lo tenía, cuando venía de asaltar La Romareda y demostrar que también fuera de casa puede rendir.
Fue un Burgos impreciso, con poca alma, que empujó, pero sin convencimiento y que cometió errores en las dos áreas. De eso se aprovechó un buen Eldense que jugó sus cartas, que tiró de oficio cuando le hizo falta y que supo apretar las teclas adecuadas para cortocircuitar a un adversario que estuvo espeso la mayor parte de la contienda.
Para colmo, se volvió alesionar Appin, que fue el autor del gol, que dio esperanza tras empatar en el 24. Y es que el choque se torció de inicio. El Burgos entró al partido timorato, blandito, y el primer disgusto le llegó en el 4. Mumo cometió penalti sobre Jorquera y el choque se puso cuesta arriba a las primeras de cambio.
A partir de ahí el cuadro blanquinegro siempre fue a contrapelo, nunca se sintió cómodo y cometió multitud de imprecisiones que facilitaban la labor de su rival.
El ansiado play off se alejará, aunque queda por comprobar cuánto. Los blanquinegros estarán atentos de lo que suceda con los equipos que luchan por el mismo objetivo. Las opciones se han reducido, pero han desaparecido. Bolo asegura que el equipo se levantará.
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En la última jornada regular de la LEB Oro, el Grupo Ureta Tizona no se jugaba nada. Precisamente así demostró el equipo que es. Pasó por encima del colista, un Rioverde Clavijo que tampoco contaba con ningún aliciente (110-76), para cerrar un curso de sobresaliente que podría mejorar a matrícula de honor en un play off en el que ya conoce a su rival: el Gipuzkoa, al que se medirá al mejor de cinco partidos en una eliminatoria en la que cuenta con factor cancha a favor al haber quedado en quinta posición por la sexta del bloque vasco a pesar de que ganara ayer al Ourense (76-87).
Será uno de los enfrentamientos más atractivos de una eliminatoria que comenzará (seguramente) el jueves en el Polideportivo El Plantío y que vivirá de nuevo su segundo duelo durante el fin de semana antes de viajar a San Sebastián para acoger el tercer y cuarto (en el caso de ser necesario) duelo de una serie a priori, bastante igualada.
Ambos equipos llegarán a ella tras haber ganado en la última cita de la fase regular, aunque la manera en la que lo hizo ayer el equipo de Diego Ocampo fue incontestable. El partido estuvo dominado de principio a fin por un Tizona que quiso acordarse de su estrella, Joe Cremo, en los instantes previos al comienzo. Familiares y amigos del recientemente lesionado mandaron mensajes de apoyo que se proyectaron en las pantallas del pabellón mientras el resto de sus compañeros preparaban el enfrentamiento. Y al margen, hasta cuatro jugadores más que ayer no se vistieron de corto: los -hasta hace nada- cedidos Peter Stümer y Alberto Alonso vieron desde la barrera el duelo junto al lesionado David Böhm y al recién llegado Demetric Horton, el jugador que, precisamente, está llamado a sustituir a Cremo.
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El Longevida San Pablo se cruzará en el play off de ascenso a la Liga Endesa con el Real Valladolid después de que su sueño de ascenso directo quedara ayer sepultado por las victorias del Leyma Coruña y el Força Lleida. Los burgaleses cumplieron su parte del trato ganando (73-83) en la siempre complicada cancha del HLA Alicante, pero resultó insuficiente porque sus rivales directos no fallaron. Fue, como antes se decía, una noche de 'transistores', ahora sustituidos por los móviles. Le tocará pelear por segundo año consecutivo en las eliminatorias y la posterior Final Four.
El San Pablo llegó a la última jornada con opciones de subir por la vía rápida. Lo tenía complicado porque necesitaba una carambola de resultados, pero había una puerta abierta a la esperanza mientras las matemáticas no dijeran lo contrario. La emoción que suele acompañar a este tipo de jornadas se vio pronto anestesiada porque el Lleida manejó ventajas muy amplias desde los primeros minutos. Esa circunstancia dinamitaba cualquier opción de los pupilos de Jota Cuspinera, que dejaron de luchar por el ascenso directo y empezaron a hacerlo por defender la tercera plaza.
El San Pablo tuvo que sudar tinta para llevarse el triunfo de Alicante, una plaza donde han caído muchos de los 'pesos pesados' de la categoría. Pese a su buen inicio, los burgaleses vieron cómo el rival se fue metiendo poco a poco en el encuentro y llegó a dar la vuelta al electrónico, pero la buena actuación de Edin Atic (11 puntos, 3 rebotes, 7 asistencias y 21 créditos de valoración) y el acierto exterior de Álex Barrera en el último cuarto acabaron decantando la balanza a favor de los azulones.
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(Las crónicas completas de los tres partidos, testimonios y fotografías, en la edición impresa de este sábado de Diario de Burgos)