La inminente adquisición de una decena de radares es toda una declaración de intenciones del Ayuntamiento de Burgos en su lucha contra las conductas negligentes al volante. Si algo han constatado los agentes de la Policía Local es que hay muchos conductores que pisan en exceso el acelerador. A veces, hasta alcanzar velocidades extremadamente peligrosas para el resto de usuarios de la vía. El cinemómetro portátil se convirtió el pasado año en el mejor aliado en esa persecución contra los excesos. Duplicó su actividad hasta las 5.575 multas, a las que se suman otras 4.401 de los seis dispositivos fijos. El cuerpo municipal hace un listado de los lugares en los que más se corre. Lo lidera, con mucha diferencia, Francisco Salinas, seguido de Conde Lucanor y Pozanos.
La colocación del radar móvil ha dependido en muchos casos de la percepción de los propios agentes en cuanto a los lugares en los que, previsiblemente, se alcanzan las velocidades más altas. Pero también la colaboración ciudadana ha jugado un papel importante. Los vecinos han requerido a los policías al observar conductas al volante que ponían en riesgo la seguridad de los peatones. Es el caso de Francisco Salinas, especialmente el tramo que va desde la glorieta de Hungría hasta la de Juan Gil.
En esta vía, la Policía Local denunció a 1.470 conductores en 2021, muchos de ellos superaban ampliamente los 50 kilómetros por hora permitidos en este tramo. La velocidad máxima detectada en este lugar fue de 94, es decir, casi el doble. Para atravesar el único paso de cebra que existe en esta calle, los viandantes se ven en muchas ocasiones obligados a esperar a que no pasen coches para no sufrir un atropello, a pesar de que tienen preferencia.
La velocidad más alta que detectó el radar móvil en la capital burgalesa no fue en la ronda. Ni en una avenida de dos carriles por sentido. Ni siquiera en una vía sin apenas semáforos en la que los usuarios se animan a correr más de la cuenta. Fue en Conde Lucanor, una calle de Villímar en la que no se pueden superar los 30 kilómetros por hora, pero en la que un vehículo llegó a alcanzar los 110. Esto supone un delito contra la seguridad vial, pues el Código Penal marca que en los núcleos urbanos no se puede superar en 60 km/h lo permitido reglamentariamente.
Las calles 30 fueron las que acumularon más número de multas en 2021. En Conde Lucanor se contabilizaron 989, en Pozanos 625, en Arlés 413 y en Condesa Mencía 376. La lectura más sencilla es que los ciudadanos aún siguen sin adaptarse a esos límites marcados por la Ordenanza de Movilidad y el Reglamento de Circulación. Al Ayuntamiento han llegado numerosas quejas que consideran un afán recaudatorio la colocación del radar en estos lugares. Pero el cuerpo municipal contesta con datos: no es que se supere ligeramente los 30 kilómetros por hora o incluso se llegue a los 50 por error. Es que se han llegado a 'cazar' a vehículos a más de 70.
Y las calles que lideran la estadística refrendan esta certeza: en Pozanos se detectaron hasta 73 kilómetros por hora, en Arlés los 83, en Condesa Mencía los 72 y en Severo Ochoa los 73. Preocupan, además, los 103 kilómetros por hora alcanzados en la avenida Caja Círculo, los 92 del paseo de las Fuentecillas, los 90 de Alcalde Martín Cobos o los 88 de la calle Vitoria.
La concejala de Seguridad Ciudadana, Blanca Carpintero, y el jefe de la Policía Local, Félix Ángel García, coinciden en que esta es una buena estrategia para lograr un calmado del tráfico y avisan de que la colocación de radares va a ser continua en 2022. Más aún tras los últimos atropellos mortales.