Círculo Creativo incorpora el cine en sus distintas expresiones a su programación cultural. La guionista y directora Ángeles González-Sinde inaugura el ciclo con un encuentro esta tarde en el que repasará su trayectoria. Ganadora de un Goya como guionista de La buena estrella (1997) y otro como directora novel por La suerte dormida (2003), ha trabajado también en innumerables series de televisión. Fue, además, presidenta de la Academia de Cine entre los años 2006 y 2009 y ministra de Cultura entre 2009 y 2011. La charla tendrá lugar a las 20 horas en el salón de actos de la Fundación Círculo, en la plaza de España.
Echando la vista atrás a su carrera, ¿qué trabajo cree que ha soportado mejor el paso del tiempo?
Creo que el tipo de cine que he hecho, por el que me decanto, soporta bien el paso del tiempo porque es un tipo de cine que no está sujeto a las modas ni en su aspecto formal (en cómo lo ruedo) ni en su temática. En las series, quizá, no ocurre lo mismo. Date cuenta de que empecé escribiendo para Arturo Fernández y Paco Rabal en Truhanes y la comedia es a veces del momento y la situación. Pasa igual con A las once en casa, con Resines y Ana Obregón. Si ahora las volviéramos a ver, el salto es grande porque la televisión ha cambiado mucho más que el cine. Las series son hoy casi como películas. Un episodio de La mesías, por ejemplo, tiene el presupuesto de la mayoría de las películas que este año van a los Goya. Todo eso deja ver que las series son hoy mucho mejores.
En ambos casos el humor es otro. O al menos ¿descartar cierto tipo de humor hace que esas comedias lleven peor el filtro del tiempo?
Sí, ahora tenemos una conciencia del respeto por el otro o por la diferencia, y hay muchos chistes que antes hacíamos sobre mujeres, hombres, personas con discapacidad o de otra nacionalidad que hoy no nos parecen tan graciosos e incluso lo vemos como una grosería.
Ya que ha nombrado a Resines, el otro día estuvo en Burgos hablando de cine y dijo mantener muy buenos recuerdos de La buena estrella, la película de Ricardo Franco que a él le dio un Goya como actor y a usted como guionista. ¿Qué recuerdos tiene de ella?
Ha pasado mucho tiempo, pero la vi el año pasado en un festival de cine de Huesca y me gustó porque me parece que habla de un tema actual como son las diferentes maneras de abordar la masculinidad: la del personaje de Resines y la de Jordi Mollá. En el fondo de eso trata: cuáles son los atributos que hacen al hombre, si la estrategia de la violencia o la de la convivencia; otras formas de paternidad... Esa película, por ejemplo, se ha reactualizado.
A la hora de afrontar un proyecto propio o por encargo, ¿qué le resulta más complicado: una historia real o una ficticia?
Siempre son más difíciles las reales. También te digo que en los proyectos que son propios no haces lo que quieres, porque dependes de que te lo financien. El proceso de creación es muy enriquecedor, pero tienes que encajarlo en una estructura narrativa audiovisual. Igual que al adaptar una novela. En cambio con una idea original inventada para el cine es más probable que vayas por los carriles más convenientes para el audiovisual.
Entonces, ¿qué prefiere?
Prefiero historias originales, pero al final he hecho muchas adaptaciones. Incluso ahora preparo una sobre mi novela Después de Kim. Así que caigo en la trampa de adaptarme a mí misma. Aunque, como decía, he elegido adaptar otras -no lo he hecho por encargo-, como Una palabra tuya o El comensal. Así que me miento a mí misma.
Estaremos preparados para la IA cuando haya unas reglas legales que garanticen que no plagiamos a nuestros compañeros»
Será más difícil, pero en las plataformas y televisiones triunfa el docu-reality o el 'basado en hechos reales'. ¿Nos impresiona solo lo que ha ocurrido de verdad o es el modo en el que se narra?
Es un formato que genera mucho interés y además convive simultáneamente con la ficción. Ha ocurrido con el crimen de la guardia urbana: está la serie que es magnífica, El cuerpo en llamas, y la serie documental basada en las entrevistas que han hecho en la cárcel a la homicida. Las historias truculentas siempre interesan. Lo que pasa es que ahora está el vehículo de las plataformas y tenemos mucha capacidad narrativa para hacer de un documental una historia visualmente tan rica como un largometraje de ficción.
¿Ha visto en este caso los dos formatos?
He visto la ficción, que me encantó, pero no he podido ver el documental porque me conmociona demasiado. Prefiero la ficción porque en muchas ocasiones es demasiado dura y cruda la manera en que se plasman estos crímenes reales.
Hace unos meses hubo una huelga en EEUU en el sector para defender los derechos de autor del gremio frente a la inteligencia artificial y las plataformas. ¿Está preparado el mundo del cine en España para convivir con la IA?
Estará preparado cuando haya unas reglas legales que nos garanticen que no estamos plagiando a nuestros compañeros si utilizamos la IA para crear una historia o una película. Creo que está muy como herramienta, como recurso para hacer guiones aprovechando las opciones que ofrece, pero no debería suplantar la creatividad ni aprovecharse del trabajo de otros.
En su etapa como ministra quiso regular las descargas de internet y se armó una gorda. Hoy nadie estaría en contra. ¿Era demasiado pronto?
No. Al revés. Si se hubiera hecho antes, hubiéramos llegado antes a una situación equilibrada en el que todos los derechos fueran compatibles. Como pasó en otros países. Porque era un sistema insostenible y tampoco era un negocio altruista como nos querían hacer crear. Era una economía sumergida en toda regla.
El docu-reality genera mucho interés y convive simultáneamente con la ficción»
Lamentablemente el cine estos días es noticia por la investigación publicada por El País sobre los presuntos abusos sexuales del director Carlos Vermut. ¿En su etapa como directora de la Academia de Cine llegó a estar el tema sobre la mesa, el del movimiento Me Too o el de plantear algún tipo de protección hacia las mujeres?
Lo fui entre 2006 y 2009 y estos asuntos todavía no estaban, como ahora, en el pensamiento de todo el mundo. No estábamos en eso aún. No ocurrió que nadie denunciara o que lo pusiera en conocimiento de la academia. Otra cosa es que estuviera ocurriendo en ámbitos privados.
Como mujer, ¿ha vivido en el cine experiencias machistas desagradables?
He vivido como todas las mujeres, desde mi adolescencia hasta la edad madura, situaciones incómodas, difíciles, en las que no sabes qué cara poner..., pero por suerte ninguna como la de estas mujeres afectadas.
Aún queda dar ese otro paso: que no quede en entredicho lo que las víctimas denuncian ni se las señale por hacerlo.
Que no queden tan expuestas. Porque hay mujeres en el cine que no denuncian porque no quieren salir en los periódicos. Porque si tú denuncias igual queda en una vía más discreta o privada, pero no todo el mundo está dispuesto a que su vida dé un vuelco encima de haber sido víctima. Creo que habría que crear unos espacios seguros donde las personas afectadas puedan elegir entre hacerlo público o buscar una vía más privada. No tienes por qué tener ese valor. Y ese es un problema en nuestro ámbito porque tiene muchos focos encima.