Platos con mucho aire

GUILLERMO ARCE / Burgos
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Pilar Rastrilla e Iván Heras han cocinado en varias ediciones del Concurso del Buen Yantar representando a la Casa de Andalucía y poniendo siempre un toque del Sur en los fogones al aire libre de Fuentes Blancas

Iván y Pilar posan en un parque pleno de hierba por las abundantes lluvias de la última primavera. - Foto: Alberto Rodrigo

Fuentes Blancas es, con sus ventajas e inconvenientes, la singular cocina al aire libre del Buen Yantar. El parque, las aglomeraciones de público, los calores (o los frescos según se tercie el año) y los tiempos siempre ajustados marcan el trajín de los cocineros durante la mañana del concurso gastronómico más famoso de la ciudad, que se celebra este domingo, 7 de julio. Pilar Rastrilla e Iván Heras, integrantes de la Casa de Andalucía, conocen bien los secretos de esta cita de los Sampedros, que en la presente edición tendrá a la cecina (cocida o curada) como su ingrediente estrella y obligatorio.

El Buen Yantar, explican los cocineros de la Casa de Andalucía, es una fiesta que requiere de semanas de preparación o de una improvisación muy preparada. Nadie acude al parque con las manos vacías y sin ideas claras para llenar cazuelas y platos. Nada se hace sobre la marcha, todos los participantes saben perfectamente qué es lo que quieren elaborar, sus ingredientes, sus cantidades exactas y sus secretos de tiempo de elaboración.

La jornada, apunta Iván, que remonta su primera participación al año 2004, arranca muy pronto, a las 6 o 6:30 de la madrugada, cuando empieza el traslado al parque de las cocinas y el instrumental necesario para elaborar los dos platos que degustará el jurado. Uno salado, el obligatorio, y otro dulce, el voluntario, que en la Casa de Andalucía es siempre un postre típico de la tierra.

Es muy importante, revela Pilar, tener muy en cuenta el turno que toque ante el jurado, los tiempos de espera antes de la degustación y la temperatura ambiente del día. No es lo mismo probar un plato que se ha quedado frío en la espera o que no apetece tanto si hace el calor veraniego de las dos últimas ediciones.

La experiencia de los cocineros -aunque sean aficionados, como en los dos casos que nos ocupan- es la que permite el éxito de lo elaborado. La Casa de Andalucía atesora un buen historial de éxitos en el Buen Yantar (dos terceros premios y un segundo) y para ellos el ingrediente de la tierra siempre es fundamental para aportar singularidad y distinción a sus propuestas: desde los vinos a los sabores agridulces tan típicos del Sur.

"Recuerdo que el año pasado fue la miel de Burgos el ingrediente obligatorio, un alimento que no es fácil de combinar dependiendo del tipo de plato. Nosotros apostamos por el pollo, marcado primero sobre el asador y luego guisado con el tesoro de las abejas... El sabor del ahumado con el dulce de la miel fue exquisito", detalla Iván, que tiene raíces familiares con la tierra del Jabugo (Huelva).

El jurado valoró especialmente el postre, unas castañuelas dulces (con sus cordones) confeccionadas bajo los chopos de Fuentes Blancas, entre el trajín de los asadores y mientras en el puesto de la Casa de Andalucía el público se pegaba por esos gazpachos y salmorejos que tan ricos saben en plena solina. El tomate, más bien las decenas de kilos de él, es el reclamo de esta casa regional tan querida (sin olvidar las deliciosas tortitas de camarón).

"Nunca hay que olvidar que estamos en una fiesta muy bonita y con mucha tradición, donde lo más importante de todo esto es participar. El premio no lo es todo, pero siempre es una sorpresa y una alegría, sobre todo después del enorme trabajo que hay detrás".