Hubo un tiempo en que grupos radicales se adueñaron de las gradas de animación de los estadios de fútbol. El deporte era la excusa para expresar con violencia sus ideas políticas. La extrema izquierda y la ultraderecha más radical rivalizaban durante los encuentros, pero sobre todo antes y después. Algo de eso queda aún, pues de vez en cuando las calles aledañas al campo se convierten en un ring de combate, pero cada vez es más anecdótico. En Burgos, la Resaca Castellana sembró el miedo entre los jóvenes y trajo de cabeza a la Policía Nacional. Detenciones y multas dejó a este colectivo muy debilitado, pero aún da algún que otro coletazo violento. En la Comisaría Provincial no le quitan el ojo de encima.
Después de muchos años, los policías saben quiénes son la mayoría de componentes de este grupo que sigue camuflándose en la grada de animación de El Plantío, ubicada en el fondo sur. Su presencia se difumina en el estadio porque no está registrada como peña asociada al Burgos C.F., pues en la entidad blanquinegra no hay cabida para este tipo de grupos radicales. «Son chavales principalmente jóvenes. Quedan aún algunos de los veteranos, pero están sobre todo para azuzar a los demás en las peleas», señala José Manuel García, inspector al mando de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la Policía Nacional. Este grupo policial es el encargado de trazar, junto con un responsable del club, los planes de seguridad de cada partido que se celebra en el estadio burgalés.
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