Dinastías mediterráneas: primera y segunda parte

Roberto Rodríguez
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Dos familias de hermanos pirotecnicos compiten en el concurso internacional, mediante improntas similares y bien acogidas por el gusto del respetable

Todo empezó en el siglo XIX cuando un valenciano, toda una institución y todo un artista reconocido a nivel mundial en la historia de los fuegos artificiales y de la pirotecnia en general: Don Vicente Caballer, tuvo descendencia. Con el paso de  los siglos y los años, entre hijos, nietos, sobrinos, primos-hermanos y no se cuántos árboles genealógicos más, se fueron creando distintos talleres a lo largo de la costa mediterránea.
Como en otros muchos sectores del mercado, los miembros de esta generación lo mismo se unen por que llevan la misma sangre y por conseguir objetivos comunes, como se enfrentan por competencias y orgullo de sus negocios. Actualmente se pueden encontrar hasta cinco empresas diferentes con apellido y firma ‘Caballer’.
Este año desde el Ayuntamiento de Burgos se ha optado por mantener en el concurso tendencias internacionales, pero apostando por partida doble en estilos mediterráneos y a favor de un público burgalés al que le suele gustar este tipo de espectáculos, sobre todo por el fuerte ritmo que los caracteriza.
La firma ‘Hermanos Caballer’, de Castellón, disparó anoche, mientras que mañana lo hará otra familia que le ha sucedido lo mismo que a los Caballer, y aunque por ahora su nombre no es tan conocido como aquella, va ganando cada vez más tierra, mar y aire en el levante español: «Hermanos Ferrández», de Murcia.
Por tanto en la víspera del día grande, se ofreció un disparo clásico levantino, en la línea de la tradicional ‘Nit de Foc’, espectáculo que se celebra en Valencia en la víspera de San José, su día grande igualmente. Constó de una presentación de productos muy breve a modo introductorio; después el cuerpo de la sesión fue una exposición y disparo de diferentes fases, en las cuales se muestran de forma progresiva los distintos productos del mercado, con arrebato brusco de lo mismo al final de cada fase. El bombardeo prefinal muy cargado sobre todo de efectos sonoros e increscendo para desembocar en el rompimiento excéntrico, es rematado a su vez por una cadena sostenida con truenos que parece no tener fin.
Anoche con muy buena carga armamentística y con mucha agilidad y fluidez, se fue desarrollando la sesión, con predominio de dos alturas en la composición y recibiendo tras 14 minutos una ovación mayor que la sesión de anteayer por parte del respetable. Sonidos y bombardeos propios de batallas, guerras y luchas dinásticas, por el control y la supremacía en el mediterráneo, y sobre todo, por la consecución y obtención del territorio burgalés. ¿Quien lo ganará?