La recuperación de la economía mirandesa ha llegado durante los últimos años de la mano de nuevas empresas. Algunas, como Aldi o Seur, han apostado por levantar sus propias instalaciones tras comprar sus respectivas parcelas en el polígono de Ircio. Sin embargo, la gran mayoría de incorporaciones del tejido industrial de la ciudad del Ebro se han cerrado gracias al desembarco de iniciativas en naves que ya estaban construidas. Este desarrollo, sin duda, se alza como una buena noticia, aunque también ha provocado un efecto menos positivo. Y es que la llegada de proyectos novedosos a instalaciones existentes ha generado un déficit, sobre todo, de plantas modernas y preparadas.
El gerente de la oficina municipal de promoción económica, Roberto Martínez de Salinas, explica que «han entrado muchísimas empresas en naves que ocupan entre 700 metros cuadrados y 2.000» y añade que «la falta de disponibilidad está principalmente en las instalaciones grandes, porque ahora las más amplias son dos que están comunicadas en el polígono de Bayas y suman 4.000 metros, y la de 3.000 metros que tiene TCM, donde comenzó Seur con su sección de aduana». No obstante, el director de Miranda Empresas adelanta que esta carencia se resolverá gracias al proyecto de Panattoni, pues «su público potencial ocupará como mínimo 15.000 metros cuadrados» para actividades logísticas.
Eso sí, resultará más difícil paliar la escasez de plantas medianas, sobre las que Martínez de Salinas reconoce que en la actualidad existe «un déficit» de aquellas «nuevas» y «en buenas condiciones», aunque aclara que hay otras «disponibles» por mucho que «no se hayan construido hace cinco años». Sobre ello, el gerente de Miranda Empresas no esconde que «las que quedaban disponibles y eran más recientes o mejores en relación calidad-precio se han ido ocupando, por eso cada vez hay menos disponibilidad» y recuerda que, por ejemplo, Tailortech fue el último caso de una firma que tuvo la suerte de encontrar instalaciones en las que no necesitaba invertir una gran cantidad para adecuarlas e iniciar la actividad.
Buena cuenta de la alta ocupación de naves preparadas y modernas dan en la compañía Safemir Systems, especializada en trabajos de ingeniería y fabricación de protecciones para máquinas. Su fundador, Óscar Arriola, comenta que la firma tiene «una progresión muy buena, se han cumplido ampliamente las expectativas de crecimiento en todos los sentidos», pero aclara que el vivero de la Cámara de Comercio se está quedando «muy pequeñito» para ellos y requieren «más espacio». Sin embargo, comenta que lleva más de un año buscando instalaciones en la ciudad del Ebro y «la cosa está muy mal, porque es muy difícil encontrar naves apropiadas».
Según describe Arriola, durante la búsqueda que ha estado realizando ha «encontrado algunas pero bastante antiguas, que en ocasiones tienen alquileres que pueden parecer asequibles, pero requieren hacer obras para cosas como la prevención de incendios o incluso cambiar todo el sistema eléctrico, lo que supone una inversión muy elevada». A esto se suma que, conforme a su experiencia, en muchos casos «los dueños no quieren ponerlas en alquiler, sino venderlas con unos precios altísimos en la mayoría de casos, cuando las naves tampoco están bien preparadas».
Arriola apunta que se ha llegado a plantear incluso «construir directamente» sus propias instalaciones. De hecho, reconoce que había estudiado la adquisición de unas parcelas en el polígono de Ircio que sumaban en torno a 4.000 metros cuadrados. Ahora bien, cuando indagó con mayor profundidad en esta idea descubrió que «el suelo en el polígono realmente es barato, pero el problema está en que algunas zonas están muy desniveladas, por lo que implica realizar mucho movimiento de tierras y eso a su vez requiere bastante inversión». Esa opción, por tanto, está descartada, de tal manera que el dueño de Safemir seguirá rastreando el mercado de naves construidas porque desea que su empresa siga funcionando en Miranda y no quiere «tener que ir a otro lugar».