Tanto la Fiscalía como miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han reiterado en más de una ocasión que el incremento de las denuncias por delitos sexuales se debe a una mayor concienciación social y a que las mujeres se han cansado de tolerar comportamientos que hasta hace no mucho callaban por miedo o vergüenza. Los datos están ahí, pues los casos no paran de crecer cada año. Y en 2023 el incremento fue de un 25%. Se superó por primera vez el centenar de infracciones por abusos y agresiones hasta alcanzar el récord. La mayoría, eso sí, terminaron esclarecidos.
Según el informe anual sobre delitos contra la libertad sexual elaborado por el Ministerio del Interior, el pasado año se denunciaron en Burgos un total de 104 casos, 23 más que el ejercicio anterior. El 60% de ellos fueron agresiones o abusos, mientras que el 20% fueron violaciones. El resto fueron episodios aislados de corrupción de menores, acoso y exhibicionismo.
La misma estadística refleja que la tasa de delitos por cada 10.000 habitantes es de 2,9, la quinta de Castilla y León y una de las más bajas de España. Cabe resaltar, además, que se notificaron un total de 71 detenidos por estos hechos y que más del 90% de las infracciones terminaron esclarecidas.
El nivel de resolución es muy similar al de otros años y eso es por una razón que han explicado en más de una ocasión tanto desde la Comisaría Provincial de la Policía Nacional como desde la Comandancia de la Guardia Civil. Las agresiones o abusos no son perpetradas por depredadores sexuales, como ocurría hace unos años. Los autores no suelen ser personas que se ocultan y asaltan con violencia a las mujeres. En los casos que se denuncian hoy en día, la víctima y el agresor se conocen, bien sea porque son amigos, conocidos o incluso familia.
Muchas de estas agresiones se producen, además, en un ambiente de fiesta y con alcohol de por medio. Al respecto, el comisario provincial, Jesús Nogales, advirtió hace unas semanas que toda relación en la que la víctima está bajo los efectos de las bebidas etílicas se puede considerar agresión o abuso sexual porque tiene anuladas las capacidades para dar su consentimiento.
Estas declaraciones las ofreció tras conocerse un caso de agresión sexual en un portal de la calle La Paloma a mediados de junio. Según parece, la víctima salió esa madrugada con dos chicos y uno de ellos, presuntamente, la forzó para tener relaciones. Hace unos días, la Policía detuvo a un chico de 16 años por abusar de otra menor.