Un mural de bolsillo

A.S.R.
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Ante su anunciada cubrición, Monkey Bird lanza una edición limitada de serigrafías con su imponente y exitosa obra de la calle Fernán González con el extra de cerrar la escena con una bóveda

Se han editado 60 estampas de 70x50 centímetros realizadas en cuatricromía.

El imponente mural de la calle Fernán González tenía sus horas contadas. La adjudicación de la ampliación del Archivo Municipal condenaba a la desaparición la obra de Monkey Bird. Aunque la reciente noticia de la suspensión de la firma del contrato tras la presentación de dos recursos brinda una esperanza, el dúo francés ha lanzado una serie limitada de serigrafías con esta pieza. Sesenta unidades, de 70x50 centímetros, en cuatricromía y ¡con sorpresa! Sus creadores han cerrado la escena del interior de la Catedral presidida por el ángel custodio con una bóveda, inexistente en el original.  

El abridor de caminos (L'ouvreur de chemins), que así han titulado la lámina por enclavarse en una vía con dos patrimonios de la humanidad, se presenta como una oportunidad para coleccionistas, que lo pueden adquirir por 280 euros. Cada una de las serigrafías, ejecutadas por la empresa parisina Anagraphis, con una larga trayectoria en este sector, vienen numeradas y firmadas por los autores, Monkey Bird, formado por Edouard Egea y Louis Boidron, que consideran este trabajo como uno de los mejores de su trayectoria.

«El sentido de esta serie es que quede un registro gráfico de una imagen que se ha erigido en algo muy simbólico y que ahora se convierte en una obra artística de colección», sostiene Estela Rojo, una de las integrantes de StARTer Proyectos Culturales, colectivo que comisaría esta actuación enmarcada en los 800 años de la Catedral, patrocinada por la Fundación VIII Centenario, la Alianza Francesa de Burgos y la empresa de espráis Montana Colors. 

Los 11x20 metros que mide esta pared ya se encuentran en los bolsillos de las miles de personas que han pasado por su emplazamiento, convertido ya en lugar de peregrinación, puesto que pocos se resisten a fotografiarlos. Pero ahora está el plus de tratarse de un grabado con renovado acabado.  

«Es una pieza que se está vendiendo a nivel mundial y su imagen está vinculada a nuestra ciudad. Nos parece un lujo», enfatiza Rojo al tiempo que remarca que desde StARTer siguen soñando que la ampliación del Archivo Municipal pegue un giro e indulte este mural condenado a la desaparición desde su inicio. «Cuanto más tiempo permanezca y más podamos disfrutarlo, muchísimo mejor, es algo que ya forma parte de la historia visual de la ciudad», agrega consciente de que ya se ha ganado la etiqueta de imperdible, para propios y extraños.