Los tres hospitales públicos de Burgos atendieron el año pasado a 192.795 personas entre sus tres servicios de Urgencias, lo cual significa que cada día de 2023 hubo una media de 528 consultas urgentes. O, al menos, así las consideraron los pacientes, ya que los datos oficiales relativos al hospital Santos Reyes (Aranda) y Santiago Apóstol (Miranda) reflejan una situación parecida a la del HUBU: más de la mitad de esas visitas tenían una gravedad propia de la atención ambulatoria, ya que admitían demoras de entre dos horas y un tiempo indeterminado (nivel de gravedad 4 y 5, respectivamente).
Los urgenciólogos del arandino Santos Reyes atendieron, siempre según datos de la Consejería de Sanidad, a 31.435 personas en 2023 (86 diarias, de media) y, de estas, 18.058 (el 57,4%) se consideraron de gravedad relativa y se clasificaron en el triaje de entrada con los dos grados de menor gravedad de los cinco posibles. Es un porcentaje bastante más bajo que el registrado en el HUBU y en el mirandés Santiago Apóstol, lo cual indica que los ribereños hacen mejor uso de las urgencias hospitalarias o, también, que las consultas de Atención Primaria de la Ribera están menos atascadas que en Burgos y en Miranda.
En la ciudad del Ebro, de hecho, las urgencias hospitalarias atendieron, según Sacyl, a 28.156 personas en 2023 (77 diarias, de media). Como ocurre en Burgos, tres de cada cuatro de estas consultas se clasificaron con un nivel de gravedad 4 y 5 (21.670, que equivalen al 77% del total), lo cual indica que eran problemas que podían esperar entre dos horas y un límite indeterminado, en función del personal disponible. Y eso indica que no tendrían que haber llegado al hospital.