Cuando apenas tenía 10 años ya curioseaba por los talleres y limpiaba las máquinas de la empresa familiar de calderería fina. Alberto Monedero estudió el grado de FP de Electrónica, puesto que quería aprender algo más allá de lo que había conocido en casa y en 2007 decidió dar el paso de arrancar su propio proyecto, Metalflex Jam. Siempre tuvo claro que quería emprender en Melgar de Fernamental y valora la «calidad de vida» que tiene en su pueblo. Ahora acaba de recibir el premio anual de la Federación de Empresarios del Metal de Burgos, Femebur, por su compromiso con el medio rural después de realizar una inversión de 2,2 millones de euros y sostener una treintena de empleos. «Es un reconocimiento al esfuerzo que hemos hecho desde nuestros inicios y un revulsivo para seguir trabajando con más ánimo todavía; además es de agradecer que te valoren compañeros del sector», asegura.
En julio del pasado año estrenaron las nuevas naves, que ocupan 7.500 metros cuadrados y que permiten trabajar de forma más cómoda y producir más. «Al estar todo aglutinado tienes todos los procesos más enlazados y encarrilados, por lo que se reducen los tiempos de fabricación», expone Monedero, que recuerda que iniciaron el negocio dos personas y ahora ya forman parte de la plantilla 30.
«Empezamos con la herencia y sinergia de una empresa familiar ubicada también en Melgar, por lo que con esos conocimientos decidí emprender por mi cuenta», explica, mientras reconoce que nunca llegó a pensar que esto podía crecer tanto. «Tenía unos determinados clientes y quería darles el servicio a ellos, pero el mercado te va llevando y no puedes depender solo de dos o tres clientes porque puedes tener picos de trabajo muy altos o muy bajos», afirma.
Alberto Monedero, gerente de Metalflex Jam, muestra las nuevas instalaciones, que ocupan unos 7.500 metros cuadrados divididos en cuatro naves para separar los procesos productivos. - Foto: PatriciaEn el histórico negocio familiar se empezó trabajando primero con cabinas de tractores y luego pasaron al sector ferroviario. Sin embargo, Monedero abrió poco a poco el abanico y ahora están especializados en múltiples sectores, tales como la automoción, el ferroviario, la farmacia, la alimentación, la industria... Y esa se alza como una de las claves de su éxito. «Si hay momentos que uno flojea un poco, como ahora el de la automoción, pues tenemos otros que nos compensa», detalla. Mientras, ahora lo que está funcionando muy bien es lo relacionado con la alimentación, para lo que ellos fabrican máquinas como pueden ser cintas transportadoras para los productos o peanas.
Se ha convertido también en una buena fuente de empleo para la localidad y la comarca Odra-Pisuerga, mientras se ha logrado esquivar de forma triunfal todos los temporales. «Tanto la pandemia como la crisis de los materiales lo hemos llevado bastante bien», dice. Lo más complicado resulta encontrar trabajadores y aquí se encargan de formar a todos los que se encuentran en producción, ya que poseen muchas máquinas novedosas y que la mayoría ni siquiera conoce cuando acaba sus estudios. «A veces te encuentras personas que son soldadores y no tienen experiencia, por lo que aquí van cogiendo los conocimientos para dar la calidad que necesitamos», expone. Mientras, para oficina cuentan con puestos más técnicos.
Además de las dificultades para encontrar personal, menciona que el tema del transporte también se alza como otra traba. «Los tiempos a veces se alargan por esta última cuestión», menciona el responsable de esta empresa. Lo que tiene claro es que nadie le mueve de Melgar. «Me han planteado irme a Burgos porque me decían que iba a tener más trabajo, pero aquí tengo trabajo de sobra y podría tener más. Quiero estar aquí porque cuento con más calidad de vida y estoy a gusto», confiesa.
Un proceso completo. La importante dimensión que posee Metalflex permite trabajar en cuatro naves bien diferenciadas -aunque pegadas entre sí- donde desarrollar todo el proceso de fabricación de una forma cómoda. Además, se dispone de todo tipo de máquinas y de ahí que no tengan que depender nunca de terceros, lo que ayuda a agilizar los pedidos.
En la primera de las naves se localiza la zona de producción de maquinaria, con procesado de las chapas y de los tubos. Aquí se procede al corte -bien con láser o punzonadora-, al pliegue para dar las formas necesarias o al lijado. En la segunda de las naves se encuentran el acero inoxidable y aluminio, mientras en la tercera está la de acero al carbono (hierro). Por último, está la zona de montaje, pintura, embalaje y almacén.
Cuentan con clientes de Burgos, de Madrid, del País Vasco y de Cantabria, aunque luego las piezas acaban en cualquier parte del mundo. Hacen 'trajes' a medida y reconoce que a veces cada uno quiere hasta un tipo de soldadura diferente. Pocas empresas agrupan todas estas labores y tienen capacidad de adaptarse a lo que les pidan, de ahí el éxito de esta fábrica melgarense.