Más allá de las grandes inversiones plurianuales, como la construcción del futuro centro cívico de Fuentecillas o la rehabilitación de la sede de Policía Local y Bomberos, la obra más importante de las recogidas en el primer Presupuesto del Gobierno de coalición del PP y Vox en términos cuantitativos deberá ser la reurbanización de la plaza Hortelanos y el derribo del Mercado Norte. Para estas dos actuaciones, las cuentas del bipartito reservan 2,4 millones de euros procedentes de una aportación de la Junta de Castilla y León al Ayuntamiento y la principal complejidad viene dada porque ambas obras, según detalló el concejal de Hacienda, Ángel Manzanedo, y confirmó el de Comercio, Raúl Martínez, deberán estar «ejecutadas» antes de que termine este año.
Sobre el papel parece muy complicado que en menos de un año se tenga listo el proyecto de demolición del Mercado Norte, se proceda a su derribo, se licite la reurbanización de Hortelanos y se ejecuten las obras. Dicho de otra manera, el Ayuntamiento de Burgos tendrá que darse toda la prisa del mundo en varias tramitaciones que no son sencilla y confiar en que la Junta de Castilla y León sea generosa con los plazos si no se pueden llegar a tiempo.
A todo esto se suma que el Mercado Norte no se podrá derribar hasta que se produzca el traslado de los concesionarios al provisional y el último horizonte temporal que se ha marcado para la mudanza es el «primer semestre». Se asume que antes junio será complicado cumplir con este hito.
Más allá de este difícil reto, la alcaldesa, Cristina Ayala, y el vicealcalde, Fernando Martínez-Acitores, defendieron ayer que el Presupuesto de 2024 estará marcado, en buena medida, porque gran parte de los esfuerzos en este ejercicio se concentrarán en la redacción de proyectos. De tal manera que las obras con el sello del Gobierno de coalición se ejecutarán a lo largo de los tres últimos años de mandato.
El capítulo de inversiones muestra también que el nuevo Ejecutivo ha tenido una margen de maniobra muy limitado para incorporar actuaciones, ya que buena parte del dinero estaba ya comprometido del ejercicio pasado (a actuaciones en los polígonos, al poblado del Encuentro, al carril bici de la calle Vitoria, al Aru de San Cristóbal, a la campaña extra de asfaltado, a la perrera, al arreglo del Castillo...).
La impronta del bipartito, eso sí, se ve en los 960.000 euros reservados para ExpoBurgos y el acceso peatonal de Cortes, en los 950.000 para el derribo del velódromo de San Cristóbal, en los 738.000 para la prolongación del bulevar, en los 700.000 para encargar diferentes proyectos (los campos de fútbol de las Tejeras, el futuro complejo deportivo de CLH, la peatonalización de la calle Santander...), en los 500.000 euros para la elaboración de un plan estratégico de ciudad y otro específico de industria o en los 300.000 para la «reforma del edificio de la plaza del Rey San Fernando, del bar de Fuentes Blancas y otros». No ha habido recorrido para mucho más en unas cuentas en las que el gasto corriente se dispara en 12 millones.
Tan ajustado ha sido ese margen de maniobra que hay ocho inversiones valoradas en 7,4 millones de euros cuya ejecución está supedidata a la obtención de crédito por la venta de Patrimonio Municipal del Suelo. Ingresos que la experiencia ha demostrado que nunca llegan por esta vía. Alguna de estas actuaciones son tan relevantes como los 1,8 millones de euros de la partida para la construcción del futuro centro cívico de Fuentecillas o los 1,1 millones que se reservan para la rehabilitación de la base de Protección Civil. El listado no se queda ahí, ya que hay otros 1,5 millones para reparación de pavimentos en zonas donde el arbolado ha generado grandes destrozos, otros 1,1 millones reservados (sin mayor definición) a expropiaciones, 535.000 para la rehabilitación de la planta baja del edificio de la Policía Local o 565.000 para la ampliación del aparcamiento disuasorio de Las Torres.
¿Qué ocurrirá con todas estas inversiones supeditadas a la venta de suelo y con otras que no han tenido cabida en el Presupuesto? Para que puedan salir adelante deberán incluirse en la modificación presupuestaria que, casi con toda seguridad, entrará en vigor la próxima primavera. De momento, deberán de esperar.