50 años de su propia revolución industrial

S.F.L. / Briviesca
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La construcción del polígono La Vega impulsó la economía de Briviesca a partir de 1974 y atrajo a cientos de familias por motivos laborales. Llegaron a funcionar hasta 80 compañías

El ministro de Planificación y Desarrollo, Joaquín Gutiérrez Calvo (centro con traje claro), interrumpió sus vacaciones en Pradoluengo para visitar el 4 de agosto de 1974 el polígono industrial de Briviesca. - Foto: Fede (Archivo DB)

La primera piedra colocada en un área de cultivos muy próxima al casco urbano de Briviesca cambió el destino de muchas familias. Algunas dejaron el miedo a un lado y apostaron por desarrollar los negocios con los que siempre habían soñado; otras consiguieron sus primeros contrato laborales -que se alargaron hasta la edad de jubilación- e incluso las hubo que dejaron atrás toda una vida en sus ciudades para echar raíces en la Bien Trazada. Hubo a quienes les funcionó, también a los que no, pero no cabe duda de que hace ya medio siglo que la Bureba vivió su propia Revolución Industrial. 

Por aquel entonces, Antonio López-Linares Martínez gobernaba en el municipio y fue uno de los impulsores de un ambicioso proyecto en el que no todos creían. Asesorado por un equipo técnico, consideró que el área conocida como La Vega era la ideal por su buena conexión a la N-I, que unía el norte del País con Madrid. Las negociaciones se alargaron pero finalmente el 31 de mayo de 1974 se aprobó en una sesión extraordinaria la ordenanza de auxilios y beneficios para la implantación de industrias.

La primera fase de construcción se centró en una zona de 36 hectárea de superficie limitada por la Carretera de Quintanillabón y el río Oca. En 1970 la población de Briviesca rondaba los 4.260 habitantes y coincidiendo con la implantación de empresas -y la construcción de la AP-1- superó los 8.375. El arquitecto municipal José Luis García Gallardo redactó el Plan de Ordenación Urbana del Polígono y el proyecto a efectos de expropiaciones, siendo ambos aprobados por la Comisión de Urbanismo de Burgos en julio de 1973. Contrataron también los servicios del gerente Buenaventura Cuartango desde 1974 a 1979.

Los 350.000 metros cuadrados de suelo industrial fueron ocupados con rapidez por compañías recién inauguradas, como Hormigones Martínez, y por otras que se implantaron pero ya contaban con una amplia trayectoria. Entre ellas Repostería Martínez, Rezumar, Rayco o Puertas Sifer.

En 1995 se llevó a cabo una ampliación de 220.000 metros cuadrados de los cuales todavía quedan libres 30.000. José Ramón Temiño, expresidente de la Cámara de Comercio de la ciudad y exconcejal de Industria y Deportes durante una legislatura, rememora los «años más boyantes» de su Briviesca. Hasta entonces, la «economía de se sustentaba en torno a la agricultura y el comercio, y a partir de ahí el sector industrial supuso un impulso enorme. Llegaron a operar hasta 80 compañías y se crearon miles de puestos de trabajo», expone. Se retiró de la escena pública hace apenas dos años con la «pena de no haber logrado» ni como edil ni como presidente la unión del área industrial con la carretera nacional mediante un vial en el entorno de la planta de biomasa.

Una nueva etapa. «Había una granja y todo lo demás eran fincas de labranza», recuerda José Solas, el actual alcalde. Cuando la corporación municipal obtuvo los permisos para ejecutar la segunda fase de las obras de ampliación él formaba parte del equipo de gobierno. «Fue un expediente muy complicado porque los propietarios de muchos terrenos no estaban a favor de lo que el Ayuntamiento les ofrecía. Creo recordar que se llegaron a pagar aproximadamente mil pesetas por metro cuadrado, y tras celebrar varias reuniones alcanzamos un acuerdo», asegura.

Con los 130.000 metros cuadrados de suelo sin ocupar de la tercera y última ampliación realizada en el año 2010, Solas no confía en la suerte ni en las fórmulas mágicas para atraer nuevas empresas. «Ofrecer terrenos baratos o incluso gratis no es la solución. Hay que permanecer dentro del mundo empresarial, mantener un contacto muy directo con las cámaras de comercio y asociaciones empresariales para disponer de las herramientas y plataformas necesarias y dar a conocer lo que tenemos: un polígono moderno con parcelas nido e industriales», declara.

Tanto él como su equipo se toman muy enserio la promoción de La Vega y confiesa que ha mantenido conversaciones con compañías que han «mostrado interés en las instalaciones». Si bien, aclara que por ahora «ninguna ha confirmado la intención de adquirir suelo  pero sí que se han trasladado representantes para contemplar los espacios. Las negociaciones del precio comenzarán si la voluntad se transforma en un hecho real».