Desde que el domingo a las 18 horas se denunció en Comisaría la desaparición de la menor, toda la ciudad se volcó para hallar su paradero. Amigos y familiares distribuyeron la foto de Alicia a través de las redes sociales, principalmente en Facebook, y la noticia corrió como la pólvora en Miranda. En pocos minutos, se distribuyeron decenas de carteles por la ciudad con la foto de la niña.
Por la noche fueron muchos ciudadanos los que colaboraron con la búsqueda, repartiéndose por distintos puntos para peinar toda la ciudad de punta a punta. Algunos estuvieron hasta la madrugada, temiéndose que la menor estuviera en la calle helada de frío soportando las bajas temperaturas. Los mensajes en las redes sociales eran continuos, y la desesperación iba en aumento conforme pasaban las horas. Alicia no aparecía.
Un gran despliegue.
Desde el primer momento, la Policía se volcó en la búsqueda de la menor, al igual que el grupo de voluntarios de Protección Civil, que empleó a los perros de su UnidadCanina de Rescate. También participó otra unidad canina, la de UCAS de Arrate, y Cruz Roja movilizó a decenas de sus voluntarios para rastrear la ciudad e incluso las riberas del Ebro ante la posibilidad de que Alicia hubiera caído al río. Se llegó a todos los puntos: se batieron los parques, incluso los más alejados de su vivienda, las inmediaciones de las vías del tren, La Picota, Cabriana... sin percatarse de que en realidad la niña estaba a solo unos metros de su casa. «No sé cuántas veces pudimos pasar ayer por aquí. Estábamos como locos buscándola y en realidad estaba ahí arriba», decía ayer una vecina que participó en la búsqueda mientras no quitaba ojo de las ventanas del tercer piso de Ciudad de Toledo 21, donde se refugiaba el supuesto secuestrador. Por la noche estuvieron muy cerca de ella, y algunos perros no anduvieron desencaminados. Según testigos presenciales, algunos canes «se volvían locos» en la zona cercana al edificio, aunque no se consiguió dar con el paradero de la niña.
Fueron 14 horas de angustia para toda una ciudad hasta que la niña fue liberada, pero sobre todo para la familia de Alicia, para su madre y sus dos hermanos que no encontraban ni consuelo ni explicación a lo sucedido.
Agradecimiento a todos.
Pese a la trágica experiencia que ha vivido la niña, afortunadamente se encuentra bien. Así lo confirmó Marcos, un integrante de la comunidad gitana, a través de Facebook: «Como ya sabéis la niña ya está con la familia gracias a Dios. Quisiera expresar desde aquí una gran gratitud hacia todos aquellos mirandeses que desde que subimos la noticia no dejasteis de compartir. Ha quedado demostrado que en Miranda hay una ciudadanía que se vuelca de verdad cuando uno de sus ciudadanos los necesita».