Cantad, pastores

R. PÉREZ BARREDO / Moradillo de Roa
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Moradillo de Roa recupera la 'Pastorada', cancionero que protagonizaban los rabadanes de la comarca

Alfonso Díaz Ausín y William Cara fueron los artífices de hacer realidad el rescate de esta canciones populares. - Foto: Patricia

Toda la memoria y toda la tradición de las tierras que baña el río Riaza se dieron cita ayer en la preciosa iglesia de Moradillo de Roa gracias al entusiasta empeño deAlfonso Díez Ausín, rescatador de lo inasible, que hizo todo lo posible (y lo imposible) por dibujar en la neblinosa y heladora mañana de diciembre una estampa de otro tiempo: la de los pastores de esta comarca que, durante décadas (tal vez siglos) celebraron con gozos y villancicos la Navidad. Se había puesto todo el pueblo de gala, empezando por el alcalde, Javier Arroyo, 'culpable' también de la resurrección de una tradición que se había perdido: la de la 'Pastorada' o 'Corderera', protagonizada por aquellos rabadanes que, llegadas las fechas de la Natividad del Señor, honraban el acontecimiento con cánticos populares en las iglesias de los pueblos de esta zona que baña el río Riaza.

Fue una lástima que ni Díaz Ausín, ni su William Cara, ni ningún vecino de Moradillo se ataviara con ropajes pastoriles para darle más empaque al asunto (esperar un rebaño de ovejas pastando manso en el entorno del templo ya hubiera sido demasiado), pero las voces de ambos etnógrafos y artistas consiguieron por varios instantes que todos los asistentes viajaran en el tiempo y asistieran con emoción a los cánticos que aquellos heroicos pastores, marcados por una vida tan dura, tan llena de soledad e intemperie, regalaban a los moradores de la comarca con todo el entusiasmo y toda la pasión y toda la entrega de las que fueron capaces. El bello templo del pueblo, enclavado en un altozano agujereado por sugerentes bodegas, se convirtió en una nave del tiempo, trasladando a los presentes a una época remota y pura.

Agradeció Díez Ausín a los depositarios de este legado inmaterial (Graciano Cancela y Vicente Domínguez, ambos de Fuentecén), que le regalaran el tesoro de una material tan valioso y esencial para confeccionar el Nuevo Cancionero Popular de Burgos, sin el que hubiera sido posible la actuación que realizaron ayer, las once canciones que, compaginando instrumentos del folclore local, regalaron a la concurrencia con toda la pasión y la entrega posibles. Aunque no está muy claro el origen de esta tradición, que puede que hunda sus raíces en el Medioevo, es indiscutible el fervor con el que los artistas lo pusieron en escena, como no lo es el interés que los vecinos de este pueblo ribereño dedicaron a escucharlo y disfrutarlo. «Nos parecía importante poner en valor esta tradición recuperada», señalaba el alcalde. Algo de alabar, sin duda. Pero si se repitiera el año que viene, no estaría de más ambientarlo un poco mejor, teatralizar o escenificar la tradición para facilitar aún más el recuerdo de la viva estampa que se quiere resaltar.