Los peregrinos gastan unos 220 millones

Ical / Valladolid
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Tras 20 años de la declaración de la Ruta Jacobea como Patrimonio de la Humanidad, los alcaldes reconocen su impacto económico

Un peregrino avanza descalzo a su paso por Villasirga (Palencia). - Foto: Bragimo (ICAL)

Los peregrinos que se dirigen a Santiago de Compostela a través de alguna de las siete rutas reconocidas se gastan una media de 220 millones de euros cada año, entre preparativos, gasto a lo largo de la ruta, y el viaje de ida y vuelta. Así lo indica un estudio de la revista Peregrino, publicada por la Federación de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago, que precisa, además, que sólo el Camino Francés, sin contar viajes, generó el último año un gasto de 1,5 millones en Burgos; 1,02 millones a su paso por Carrión de los Condes (Palencia); 2,34 millones en León; 2,2 millones en Astorga (León), y 2,54 millones, en Ponferrada.

El trabajo se centra en las siete rutas tradicionales, es decir, el Camino Francés -que discurre en buena parte de Castilla y León-, Camino Portugués, Camino del Norte, Camino Primitivo, Vía de la Plata, Camino Inglés y Camino Finisterre. Divide los gastos en tres momentos, antes de comenzar la ruta, durante el trayecto, y una vez finalizado éste.

Así, estima que cada peregrino gasta una media de 200 euros antes de comenzar el Camino en ropa, calzado, higiene, etc, lo que supone unos ingresos en los lugares de paso de 43,17 millones, dato que extrapolado a Castilla y León se sitúa en 1,51 millones, teniendo en cuenta las 7.584 personas que realizaron la ruta jacobea en 2013.

Por lo que respecta a los gastos a lo largo del Camino (alojamiento, comida y otros gastos de bolsillo), el montante se eleva a 136,23 millones, estimando un desembolso medio diario de 38 euros. En el caso concreto de los peregrinos que optaron por el Camino Francés, el informe calcula que dejaron entre Burgos, Palencia y León 34,32 millones, a razón de 8,04 millones en el tramo burgalés; 4,8 millones, en el palentino, y 13,13 millones, en el leonés.

Finalmente, el capítulo dedicado al gasto en transporte para llegar al lugar donde se inicia el Camino y la posterior vuelta se calcula en 40,73 millones.

Impacto en los pueblos. Ahora, cuando se cumplen 20 años de la declaración como Patrimonio de la Humanidad, los alcaldes de los pueblos que la jalonan reconocen el impacto socioeconómico de la peregrinación. Es el caso de municipios como Villalcázar de Sirga (Palencia) donde el fantasma de la despoblación pasa de largo.

Con unos 155 vecinos en verano, consigue retener a sus paisanos gracias a los negocios de hostelería creados. Hace 20 años, recuerda el alcalde, Moisés Payo, no había ningún establecimiento donde dormir y solo un bar; hoy se contabilizan dos hostales, dos casas rurales y dos albergues, además de otro par de bares que dan trabajo a una decena de personas.

Frómista, también en la ruta jacobea palentina y con una población cercana a los 850 habitantes, cuenta con 14 bares, dos hoteles, tres hostales, cuatro casas rurales y tres albergues. El sector servicios tiene bastante más peso que cualquier otro y es un buen sustento. Así lo indica el regidor, Fernando Díez al significar que «el número de peregrinos ha crecido exponencialmente, junto a la amplia oferta turística, museística y cultural».

En pleno corazón de la ruta se alza Carrión de los Condes, emblema jacobeo. Con poco más de 2.230 habitantes, es un constante bullir de vida cultural, una ciudad cosmopolita que se ha reinventado y que brinda el visitante los servicios de calidad que demanda.

Mayor compromiso. El alcalde burgalés de San Juan de Ortega, José Manuel Pérez, cree que la declaración de Patrimonio de la Humanidad «ha cambiado» a los pueblos. En estos años ha permitido instalar restaurantes, pequeñas tiendas y albergues en «pueblecitos antes olvidados», dice.

Beatriz Francés, alcaldesa de Castrojeriz, recuerda la construcción de nuevos supermercados, restaurantes, albergues y hasta un hotel rural. «Tenemos turistas de todas las partes del mundo que agradecen lo bien que está aquí el Camino». Asimismo, pide «seguir trabajando y esforzarse para que la ruta esté bien conservada».

Falta la consolidación. Finalmente, el presidente de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Palencia y de la Federación Nacional que engloba al colectivo jacobeo, Ángel Luis Barreda, considera que la declaración «no ha servido para mejorar nada ya que la iglesias que estaban abandonadas hace 20 años siguen estando abandonadas y las que estaban cuidadas siguen bien». A pesar de la crítica, admite que el reconocimiento de la Unesco tiene gran valor pero «no deja de ser una medalla detrás de la que no hay ningún plan de consolidación del recorrido, ni de mejoras sustanciales, ni de una adecuada rehabilitación de los monumentos».