La metodología docente se adapta a los cambios y para nada es ajena al tirón de las nuevas tecnologías. El uso de tabletas o pizarras digitales es cada vez más frecuente en las aulas, combinando estas nuevas herramientas con las más tradicionales. Pero su introducción en clase no es tan simple y requiere del trabajo del profesorado. Su labor en este sentido fue reconocida ayer por el Ayuntamiento con los Premios de Innovación Educativa Juan Carlos Estébanez, que valoraron los proyectos de cinco centros de la ciudad.
El colegio público Río Arlanzón se llevó el galardón en su categoría de trabajo global por un plan de centro que contempla la utilización «progresiva y paulatina» de conocimiento de las nuevas tecnologías desde los 3 hasta los 12 años. Además, la comunicación interactiva se extiende a las familias a través de la página web del centro y de Twitter, según explica el jefe de estudios, Rubén Renedo.
Su actuación presta especial atención a los alumnos de cuarto, quinto y sexto de Primaria, que en determinadas clases sustituyen los libros por las herramientas digitales. «Hemos generado materiales propios que recogen la programación didáctica de los docentes y que se encuentran disponibles en nuestra web», explica Renedo, al tiempo que remarca que la dinámica se completa con trabajos individuales o en grupos de los escolares para que «demuestren que son competentes a nivel digital».
En estos casos, la pizarra electrónica se impone a la de tiza, la tableta al cuaderno, proporcionando ventajas para docentes, familias y escolares. «El sentirse protagonistas supone para ellos una motivación», subraya este profesor en referencia a los escolares. Una percepción que comparte Rosa Requejo, directora del Apóstol San Pablo, que ha recibido una mención por el trabajo El ipad en las aulas. En este caso, los docentes se han formado en las aplicaciones de Apple para estos dispositivos con el fin de crear sus propias unidades didácticas. «Introducir otra herramienta en clase ha sido motivador», afirma.
También con una mención especial ha sido premiado el colegio El Alba de Autismo Burgos, que con su proyecto ha demostrado que los niños con este trastorno del desarrollo «también pueden ser usuarios de las nuevas tecnologías como herramientas de aprendizaje», tal y como explica Javier Arnaiz, orientador del centro, que comparte con el resto de galardonados la satisfacción de recibir unos reconocimientos que suponen el respaldo al trabajo diario que realizan los docentes.
Además de estos tres colegios, el Instituto Municipal de Cultura también valoró en distintas categorías el proyecto Un paseo por la historia, de Vadillos; y la integración y adaptación del teléfono móvil en el currículum de la ESO que ha llevado a cago el Aurelio Gómez Escolar. La dotación de los premios, entre los 150 y los 500 euros, se destinará a la compra de material informático.