La autorización por parte del Consejo de Ministros para la redacción de los proyectos de la Línea de Alta Velocidad Burgos-Vitoria es una gran noticia. No obstante, una infraestructura de estas dimensiones -27,5 millones solo para conformar los planos y una inversión prevista de 1.500- maneja unos tiempos que alejan su entrada en servicio próxima. Basta con echar un vistazo a los plazos de entrega de los proyectos que ha fijado el Ministerio de Transportes para hacerse una idea de que, como mínimo -y siendo muy optimistas-, hasta 2026 no podrá arrancar la ejecución de la plataforma.
El visto bueno que dio ayer el Ejecutivo a la licitación inicia el mecanismo para adjudicar la redacción de los planos. Este proceso, a sabiendas del enorme interés que deparará visto el montante en el que está presupuestado, se dilatará como mínimo 6 meses, aunque podrían ser más. Una vez designadas las firmas que se encargarán de ello -y resueltas las posibles reclamaciones- habrá que esperar a que lo tengan listo.
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