«El impacto económico por el 25 aniversario fue brutal»

L.N.-P.C.P. / Aranda de Duero
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Con la edición número 26 al caer, el director de Sonorama Ribera defiende que siempre hay margen para las sorpresas y que el público deberá estar muy atento a lo que suceda en la plaza del Trigo

Javier Ajenjo, director del Sonorama Ribera - Foto: Roger Roque

Sabe de dónde viene. Por eso, cuando Javier Ajenjo echa la vista hacia atrás y recuerda aquellos años en los que costaba horrores vender entradas, valora muy mucho que en la edición de Sonorama Ribera que está a punto de empezar lleven un mes con la venta parada. Es sinónimo de tranquilidad. También de responsabilidad, agrega. Porque, como remarca, trabajan para conseguir un festival mejor, no necesariamente más grande.

¿Qué previsiones de afluencia manejan para esta edición?

Va a ser un año peculiar porque hemos tenido que cortar la venta de bonos a un mes del festival, lo cual no es lo normal, ni pasa habitualmente. Por una parte, nos genera una sensación de satisfacción por la responsabilidad, porque nos comprometimos a que se redujera el aforo respecto al año pasado, cosa que hemos conseguido. Hemos aumentado el espacio dentro del festival, que era algo que nos preocupaba. Siempre dimensionando que este es un evento de 35.000 personas, que a veces la gente va a un evento de 35.000 personas y quiere correr por las praderas. La cuestión es que se pueda circular de manera normal, que se pueda comer y beber, que no esperes una hora en las barras… con las dificultades que conlleva engrasar todas estas cuestiones. 

También nos da un poco de pena que todo aquel que quiera venir al festival no pueda venir, sobre todo a comer lechazo, a beber vino de Ribera y a disfrutar de un festival diferente. Esto genera que se pueda desequilibrar una balanza que tiene que estar equilibrada porque si la gente viene al centro y no compra su pulsera no podría haber actividades en la ciudad, es la pescadilla que se muerde la cola. Se busca un equilibrio a todos los niveles: presupuestario, de afluencia… 

¿Cuesta mantener la intensidad?

Aunque llevemos un mes sin vender entradas, también tenemos la tranquilidad de que están vendidas. Que no se nos olvide: cuando echamos la vista atrás y no las vendíamos... sabemos que esto es muy bonito. Hay que tomar perspectiva. No se trata de hacer un festival más grande sino mejor, por ejemplo, en reciclaje, pero también en sostenibilidad e inclusión, donde vamos a dar pasos importantes. Esto es resultado de algo que se llama escuchar. Seguimos escuchando mucho a la gente, sobre todo a los críticos.

¿Y en materia de inversiones?

Llevamos una inversión muy grande en el recinto del Picón. Es una pena que nos gastemos 200.000 euros en baños cuando con una inversión de 200.000 euros bien pensada podríamos tener baños para un montón de actividades, como fiestas de Aranda, conciertos… Aquí hay un recinto para 90.000 personas y lo cierto es que hay muy pocos espacios así. Es un sitio en el medio de todo, podríamos optar a ser un punto de referencia musical más todavía. Es muy importante resaltar una cosa: se usan mal los conceptos. El parque General Gutiérrez no es la acampada de Sonorama, es un parque de todos los arandinos que necesita ser cuidado, que ha estado desatendido muchos años y es una maravilla, donde hemos trabajado mucho para tenerlo de la forma más adecuada posible. Se va a trabajar todo lo que podamos, pero tenemos que tener la conciencia de que no son espacios privados, son parques abiertos para todos los arandinos. Nos tiene que entrar en la cabeza.

Estamos dispuestos a invertir. Si nosotros traemos 200.000 euros en baños que se van, estamos dispuestos a invertir 200.000 euros en baños que no se vayan. Para nosotros, lo mejor que pueden hacer es ayudarnos con una licencia diciéndonos cómo podemos construir esos baños y aliviándonos al segundo, tercer, cuarto y quinto año con unos baños que quedan para todos, no sólo para Sonorama. Es una forma de pensar práctica. Sobre los contenedores, vamos a hacer actuaciones con escuelas de arte para que tengan utilidad y vistosidad todo el año. 

¿Dónde está el problema?

Muchas veces está en una falta de coordinación, no creo que sea un problema de no querer. Por un lado, hay unas trabas administrativas muy grandes que impiden que un inversor privado invierta en un terreno público, algo ridículo cuando esto es como un mecenazgo. Aquí tenemos que mirarnos todos los pies, podemos hacer las cosas mejor, buscar más vías de comunicación y colaboración. No es una cuestión sólo del Ayuntamiento, hay fondos europeos, líneas de desarrollo, ayudas… para aliviar el coste sobre las espaldas de un ayuntamiento. Hay muchas líneas de trabajo y creo que es una cuestión de comunicación, organización y colaboración entre todo el entramado técnico, con los políticos y nosotros. No hay que olvidar que los eventos más pequeños también necesitan esa colaboración. 

¿Espera algún cambio a mejor con el nuevo Ayuntamiento?

Si no esperas que las cosas cambien a mejor, lo mejor es que te retires. Una de las cosas que nos ha caracterizado es que hemos luchado por nuestro pueblo de una manera bastante aséptica y apolítica. Creo que eso nos identifica bastante con la forma que tiene de trabajar la nueva corporación, me parece muy meritorio que hayan entrado en política. No hay unos intereses centrales, que es lo que muchas veces lastra a los partidos políticos. Creo que esta nueva corporación no tiene esas ataduras, y sí cierta libertad. Ahora, esa libertad también conlleva muchas dificultades, que estoy seguro de que con capacidad y trabajo se van a ir superando. Cada paso adelante, cada 0,01% de mejora es mejora. Todo lo que sea avanzar es positivo, con lo cual creo que tenemos un margen de mejora muy amplio. Tenemos que intentar que ese margen sea lo más amplio posible y apoyar a esta nueva corporación para que puedan hacer las cosas de una manera cercana. Estamos en un punto ilusionante, por pensar que vamos a tener unos baños fijos, un vallado, un parque bonito y unas instalaciones dignas, que no vamos a seguir tirando el dinero. Estoy motivado. 

Seguro que no han desgranado el 100% del cartel...

Siempre hay margen para las sorpresas. Hay que estar pendientes de la plaza del Trigo, alguna cosa por ahí pasará... Estamos muy contentos. Conseguir que Amaral haga el único concierto del año con una actuación irrepetible y única, sus 25 éxitos más una canción nueva; tener a Jorge Drexler, a Wilco… es un cartel tremendamente potente, equilibrado y abierto a la ventana de América Latina con la presencia de muchos artistas que estarán en el escenario Charco. Defendemos que esto es un festival de música donde cabe todo. El regalo más grande es que el 70% de nuestro público ronda los 30 años, cuando nosotros estamos al borde de los 50. Esto quiere decir que escuchas, que te has ido renovando. El año pasado había un escenario urbano y otro más rock, más clásico. Hubo una reflexión muy buena por parte de una familia que vino y nos dijo 'el año que viene no tengáis miedo de que los escenarios estén juntos porque estamos encantados de que nuestros hijos descubran a nuestro lado las bandas que nos gustan y viceversa'. Esto está pasando y me parece fascinante. Eso no pasa en ningún lado, lo digo sin temor a equivocarme. Nos dimos cuenta de que había que romper totalmente y se juntarán los escenarios en un doble orbit. Va a haber una amalgama de estilos, que es lo que tiene que ser. Ahora mismo el teléfono de un chaval tiene eso y quizá lo que seamos es el reflejo de ese teléfono. 

Siempre dice que hay que invertir en talento y crear cabezas de cartel. Le tomamos la palabra, ¿qué cabeza de cartel van a crear este año?

Siempre hay que estar atentos a la plaza del Trigo. Tenemos bandas como Anabel Lee, Carmesí, Se ha perdido un niño… hay cosas muy chulas y creo que vamos a vivir el año de la consagración absoluta de Arde Bogotá, que del Trigo ya se han adueñado de un escenario grande en el festival, lo cual nos parece magnífico. Hacía años que no se producía un salto tan manifiesto como se produjo en su momento con Vetusta Morla o Supersubmarina. 

Va a ser un año peculiar porque cortamos la venta de bonos hace un mes» 

Vuelven muchos clásicos.

El año pasado veníamos arrastrando el encajar todos los compromisos que teníamos y que la pandemia trastocó. Hemos retomado la dinámica normal de tener a las bandas que son parte de la familia como Sidonie, Lori Meyers… muchos grupos que han sido parte fundamental de la historia de Sonorama. 

¿Hay plan b para desahogar la plaza del Trigo?

No hay plan b. El plan b es que la gente quiere comer lechazo, beber vino de Ribera del Duero, quiere mojarse con unas pistolas y disfrutar. Por mucho que intentemos todo lo que podamos intentar hay una identidad que es irrenunciable en este festival y es el contacto con el centro de Aranda. Esto es una fiesta de pueblo bien entendida, es una fiesta donde la gente se reencuentra con la familia, donde amigos que se han hecho aquí de A Coruña y Málaga aprovechan para juntarse esos días… Creo que eso es lo que lo hace diferente. Hay un ambiente muy bueno, nunca ha habido un conflicto, la gente es consciente de dónde están y de lo que supone. 

Eso sí, me gustaría que muchos se quiten el pañuelo y esa ceguera de pensar que el festival son los cinco días de agosto. No, el festival son 365 días, es generar riqueza, oportunidades, puestos de trabajo, visibilidad. Todo eso es un motor de riqueza y muchos matarían por ello. Que hay daños colaterales, por supuesto. Que tratamos de minimizarlos, por supuesto. Que nos gustaría que no los hubiera, imagínate.

La actuación de Amaral será única, 25 éxitos más una canción nueva»

El impacto del 25 aniversario tuvo que ser brutal...

Efectivamente, brutal. Tanto el impacto económico como el mediático estuvieron por encima de 15 millones de euros directos. Imagínate. Este año vamos a habilitar una zona de prensa para que los periodistas trabajen en unas oficinas con un estudio de radio y televisión, zona de ruedas de prensa, catering… Seguimos aprendiendo y, sobre todo, sabemos que hay que cuidar a los medios de comunicación y la repercusión. Igual que la inclusión, todavía estamos lejos de las posibilidades que tenemos por desarrollar y que vamos a desarrollar. 

Quiero destacar que nos auditamos dos veces al año estrictamente y cumplimos unos protocolos de seguridad durísimos a todos los niveles. También nos auditamos interiormente y tenemos una persona dentro del festival que comprueba que esté todo en orden. La gente no se imagina todo esto. 

¿Crece también el equipo de Sonorama Ribera? ¿Llega savia nueva?

Mucho, hasta hace tres años estábamos Juan Carlos y yo. Hemos crecido, se han generado oportunidades, tenemos un equipo increíble que nos mejora y nos enseña mucho. Tener un equipo tan grande es un privilegio, se dedican a lo que les gusta y lo hacen con buenas condiciones. Nos motivamos y nos motivan.