Son casi desconocidos, aunque ya llevan en el mercado educativo varios años y se definen como unos cursos orientados al aprendizaje continuo. Son los microgrados. Unas formaciones superiores cortas y adaptadas a las circunstancias de cada persona que se abren paso en el ámbito universitario, y que además de constituir una enseñanza continuada a lo largo de la vida, suponen una mejora en el entorno laboral y en la búsqueda de nuevos trabajos.
La Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) fue la pionera hace cuatro años en ofrecer esta fórmula de estudios, que pese a no ser una titulación oficial otorga un título propio al estudiante al haber cursado asignaturas de grados oficiales.
Y desde que en septiembre de 2020 empezara la UNED con un único microgrado sobre Historia de España, tanto la oferta como la demanda han crecido de forma exponencial.
El abanico de microtitulaciones de este centro se ha ampliado hasta las 31 que sumarán el próximo febrero de 2025, aunque también la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y otras universidades catalanas se han apuntado a esta figura educativa.
Estudios medievales, estrategias contra el cambio climático, marketing y planes comerciales, contabilidad, lingüística inglesa, historia de la Filosofía, biología, electrónica, informática o neurociencia del comportamiento son algunos de estos cursos breves, especializados en temáticas muy concretas.
«Se trata de tener unas formaciones de duración limitada en cuestiones que pueden ser sobre una única disciplina o tocar materias de otras titulaciones oficiales», explica el vicerrector de Ordenación Académica de la UNED, Juan Manuel Lacruz, que señala que en este curso las matriculaciones suman más de 4.000, y van en ascenso.
En la Universidad a Distancia no hay número limitado de alumnos, como si puede ocurrir en otros centros, donde los microgrados que ofrecen están limitados a 50 alumnos cada uno.
En el caso de la UNED, son las nueve facultades y sus dos escuelas de ingeniería las que proponen una minititulación en la que pueden estar involucrados varios centros. «El objetivo de esta fórmula es que tengan carácter trasversal y no se limiten a los conocimientos de una única titulación», insiste Lacruz que incide en que puede acceder cualquier persona que cumpla con los requisitos para matricularse en un grado universitario, es decir, el título de Bachillerato o de FP de grado Medio.
«Un ingeniero informático podría hacer un microgrado de Filosofía. No hay limitaciones», coincide el vicerrector de Estudios de Grado de la Autónoma de Madrid, Santiago Palacios.
«La intención es que un estudiante de grado o externo, que no quiera estudiar 240 créditos durante cuatro años, pueda acceder a un titulo propio que le permita tener conocimientos para su formación profesional o para satisfacer una afición personal», puntualiza Palacios que lamenta que todavía sea una fórmula algo desconocida.
Y es que esta formación permanente es sustancial a lo largo de la vida profesional, aunque también puede ser la satisfacción de una curiosidad personal o el acceso a un nuevo mercado laboral.
«Obviamente es parte del currículo formativo y se puede alegar en una contratación ya que son asignaturas oficiales», resalta Lacruz, el vicerrector de la UNED que además recuerda que hay colegios privados que exigen un número determinado de asignaturas en cualificaciones de Lengua o de Historia para poder acceder a una contratación como profesor.
«Hay estudiantes que cursan grados con algunas materias filológicas de estudios clásicos y salen con la posibilidad de ser profesores de latín y de griego, pero si hacen un microtítulo en especialización en lengua española, podrían ser habilitados como docente de esta disciplina», explica desde la UAM Santiago Palacios.
También destaca que los microgrados pueden ayudar a la elaboración de las tesis doctorales, por lo que hay un «nicho de estudiantes de postgrado por explorar».
Dos semestres
Frente a los cuatro años de duración o 240 créditos que tienen los grados tradicionales, los microgrados son más cortos, con cuatro o cinco asignaturas que duran entre uno y dos semestres, y que no es necesario matricularse de todas a la vez.
Los cursos son mínimo de 24 créditos y máximo de 48 y cada asignatura otorga entre cuatro y nueve créditos, al tiempo que las matriculaciones se abren en septiembre y en febrero.
«Este año ha tenido mucho éxito el de la neurociencia del comportamiento, en el que se han apuntado hasta 300 personas», recalca Lacruz, al tiempo que anuncia que van a introducir cuatro nuevos microtítulos, uno de ellos sobre política española.
Lo propone la facultad de Ciencias Políticas y Sociología y entre sus asignaturas obligatorias está la de Fenómenos políticos actuales en España.
En la UAM este tipo de formación está configurado para que los estudiantes de grados puedan empezar a cursarlos desde el segundo año con el fin de que en cada curso puedan tener una asignatura por semestre.
«Aunque cada uno puede matricularse de lo que quiera y en un solo año podría incluso hacerlo todo», explica Palacios.
«Año tras año ha ido aumentando tanto la oferta como el número de estudiantes, y no es competencia con los grados porque estas inscripciones también han crecido en paralelo», incide el vicerrector de Estudios de la UNED, mientras que Palacios señala que es una vía complementaria también para estudios de Formación Profesional de grado medio.
«No veo competencias sino complementariedad, es decir, abre la posibilidad de que un estudiante que termina una FP de informática y no quiere seguir con una carrera pueda hacer un microgrado especializado en electrónica digital, por ejemplo», concluye el vicerrector.